El presidente filipino Ferdinand Marcos Jr. dijo este lunes que no le preocupa que las protestas callejeras por supuestos casos de corrupción en proyectos de control de inundaciones de miles de millones se conviertan en violencia, similar a los recientes disturbios en Indonesia.
Marcos, cuya familia fue expulsada del poder por una revuelta en 1986 por corrupción y abusos a los derechos humanos, dijo que la ira del público por las supuestas anomalías es comprensible y advirtió que la situación solo empeorará si el gobierno no actúa.
“¿Les echas la culpa por salir a las calles? Si no fuera presidente, quizás estaría en la calle con ellos,” les dijo a los periodistas. “Claro que están indignados. Claro que están enojados. Yo estoy enojado. Todos deberiamos estarlo, porque lo que pasa no está bien.”
Investigaciones del Senado y la Cámara de Representantes han descubierto irregularidades en proyectos de control de inundaciones por valor de más de 500 mil millones de pesos (9.000 millones de dólares), incluyendo los llamados proyectos “fantasma” y trabajos de mala calidad en zonas que ahora sufren graves inundaciones.
Algunos denunciantes alegaron que ciertos legisladores recibieron sobornos de los contratistas de los proyectos.
Marcos anunció la creación de una comisión independiente para investigar las alegaciones, prometiendo que nadie se salvará de la investigación.
También instó a los filipinos a expresar su indignación directamente.
“Háganles saber sus sentimientos, háganles saber cómo les hicieron daño, cómo les robaron,” dijo. “Gritenles, hagan lo que quieran, manifiestense — solo manténganlo pacífico.”
Hasta ahora, las manifestaciones han sido pequeñas, con la más grande reuniendo a unos 3.000 estudiantes en una universidad estatal en el área de Manila el viernes pasado.
Los organizadores piden protestas más grandes en los próximos días, incluida una el 21 de septiembre, aniversario de la declaración de la ley marcial por el padre de Marcos Jr. en 1972.