Europa necesita salir de su ensueño. Ese es el crudo mensaje que el ministro de defensa sueco, Pål Jonson, soltó esta semana en Berlín, advirtiendo que el continente ya no puede permitirse el lujo de pensar que es un día cualquiera.
Su frase fue lo suficientemente contundente como para calar: Europa debe pasar “de una mentalidad de tiempos de paz a una preparación para la guerra”.
Suecia quiere una “nueva mentalidad” en Europa
Los comentarios de Jonson llegan en un momento en que Rusia está mostrando músculo, acumulando armas de largo alcance, impulsando sus capacidades de guerra electrónica y desafiando las fronteras de la OTAN con violaciones del espacio aéreo que parecen más intimidación que accidentes. Justo esta semana, los aeropuertos de Copenhague y Oslo tuvieron que cerrar brevemente debido a drones que sobrevolaban la zona.
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Hablando junto al jefe de defensa alemán, Boris Pistorius, en la Fundación Konrad Adenauer, vinculada a la CDU, Jonson no suavizó sus palabras. Sostuvo que Europa sigue siendo demasiado lenta, demasiado cómoda y demasiado burocrática, mientras que Rusia avanza a todo gas hacia una postura militar más agresiva. “Necesitamos adoptar una nueva mentalidad europea”, dijo, instando a Berlín y Estocolmo a estrechar su cooperación militar.
El problema del dinero
La advertencia también tuvo un filo financiero. La unidad de la OTAN parece buena sobre el papel, pero Jonson señaló que cada vez menos aliados están asumiendo el pesado coste de mantener a Ucrania en la lucha. Para él, Kiev no es simplemente otro vecino en problemas; es la defensa de primera línea de Europa. O, como él mismo expresó, “el escudo, o la espada si se prefiere, contra la expansión militar rusa”.
El subtexto fue claro y diáfano: Europa no puede seguir aplazando la alarma de seguridad. Mientras Rusia sigue probando los límites, Suecia presiona a sus aliados para que por fin empiecen a actuar como si esto fuera real.
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