Desde el comienzo del curso escolar la semana pasada, los progenitores de los niños del Colegio de Educación Primaria Maria Antònia Salvà en Son Sardina (Palma) se han negado a permitir que sus hijos acudan al centro. La razón de esto fue el nombramiento de un docente, Miquel Roldán, quien en 2024 fue condenado por acoso a un alumno en un colegio de Marratxí.
Roldán, que también tiene cierto reconocimiento en Mallorca como cantante (o lo tuvo), recibió una condena de un año de prisión; había violado una orden de alejamiento. Pero se tuvieron en cuenta circunstancias atenuantes —ausencia de antecedentes penales y el pago de una indemnización al menor en cuestión—. La pena le fue suspendida.
Según la asociación de profesores AFA, él solicitó una plaza en el colegio de Son Sardina (un centro de primaria), donde ya había impartido clase con anterioridad. Los padres insisten en que no es apto para dar clases a menores. Más allá del fallo judicial, señalan su desaparición ficticia a finales de 2022 y una canción sobre una relación entre un profesor y un adolescente.
La conselleria de Educación balear decidió relegarlo a tareas de apoyo y asignó un profesor de refuerzo para acompañarle y evitar que estuviese a solas con los alumnos. Esto no satisfizo a los padres, quienes han iniciado acciones legales. “El objetivo es que no vuelva a dar clases ni en este ni en ningún otro colegio.”
La ‘huelga’ de padres no tiene un final claro a la vista. Representantes de la asociación de profesores y de la conselleria se reunieron el miércoles; el departamento explicó que no había ninguna medida disciplinaria en contra de Roldán.