Por qué los hospitales están perdiendo la batalla financiera contra los pagadores

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Financieramente hablando, es un momento difícil para los hospitales.

Los sistemas de salud en todo el país están bajo presión debido a ingresos estancados, mientras que sus costos —especialmente en áreas como mano de obra y suministros— siguen aumentando, señaló Rod Hanners, CEO de Keck Medicine of USC, durante una entrevista el mes pasado en la Conferencia Anual de la HFMA en Denver.

Esta situación empeora por los continuos desafíos en los reembolsos a los hospitales, que según Hanners se deben principalmente a denegaciones de pagadores, retrasos en autorizaciones previas y procesos de reclamo complejos.

Destacó que los pagadores suelen aprovechar tecnicismos para negar pagos, lo que lleva a frecuentes arbitrajes. Aunque los hospitales ganan estos casos la mayoría de las veces, esto solo garantiza reembolsos parciales, y los honorarios legales reducen aún más el pago, comentó Hanners.

“Creo que el sentimiento general que escucharás de la mayoría de los prestadores es que los pagadores buscarán cualquier excusa para no pagarte. Si les das una oportunidad, no recibirás el pago. Por eso, muchos casos terminan en arbitraje. Allí, el árbitro quiere contentar a todos, así que básicamente te dan 75 centavos por cada dólar que deberías haber recibido por esos servicios”, explicó.

Toda esta burocracia no solo perjudica a los prestadores, sino también puede retrasar o interrumpir la atención a los pacientes, añadió Hanners.

Los pacientes a menudo quedan atrapados en denegaciones de autorización que duran semanas y son redirigidos a proveedores más baratos —incluso después de ser diagnosticados y recibir planes de tratamiento de médicos de Keck. Hanners señaló que esto genera confusión y afecta la continuidad del cuidado.

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Mencionó que muchos líderes de sistemas de salud, incluido él, intentan entender la perspectiva de los pagadores y colaborar para resolver estos problemas.

“Solemos ser colaborativos con los pagadores. Cuando hablo con los líderes de los grandes grupos, entienden los problemas y están dispuestos a cambiar, pero eso no parece llegar a quienes procesan los reclamos día tras día. Hay una desconexión ahí”, afirmó Hanners.

Reducir costos siempre ha sido una prioridad, pero ahora la urgencia es mayor, dijo.

Mientras busca formas de controlar los costos en su sistema, Hanners critica especialmente el plan de la Oficina de Asequibilidad Sanitaria de California de limitar los aumentos en tasas de reembolso a un 3,5%, cuando los costos hospitalarios suben un 5-6% anual.

“La ecuación no cuadra”, declaró.

Recordó que Massachusetts impuso un tope similar hace una década, con el objetivo de reducir costos sanitarios, especialmente las primas de seguros para empleadores.

Pero el cambio nunca cumplió su objetivo, afirmó Hanners.

“Un ejecutivo que conozco estudió el caso de Massachusetts, y aunque logró frenar los aumentos a hospitales, el resultado esperado —reducir las primas de los planes de salud— no se materializó. Las primas no bajaron, pero los ingresos de los hospitales sí. El beneficio fue para los planes de salud”, explicó.

Cuestionó por qué los esfuerzos legislativos se centran más en los prestadores que en actores con mayores ganancias, como farmacéuticas, pagadores, gestores de beneficios y proveedores.

Hanners instó a los legisladores a revisar los márgenes más holgados de estas empresas en vez de presionar solo a los prestadores.

Foto: Julia_Sudnitskaya, Getty Images

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