Texto reescrito y traducido al español (nivel C1) con algunos errores comunes:
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A medida que las tormentas de verano azotan gran parte de EE.UU., recordamos que la preparación es una necesidad absoluta y puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Ya sea un huracán, un tornado o una inundación repentina, nuestro objetivo sigue siendo el mismo: esperar lo mejor, pero prepararse para lo peor.
Creo que el mismo principio de preparación debería guiar cómo educamos y apoyamos a los enfermeros en el entorno hospitalario. Con demasiada frecuencia, la formación en enfermería prepara a los estudiantes para condiciones ideales. Pacientes estables, unidades con pleno personal, un solo diagnóstico a la vez. Lamentablemente, esa no es la realidad que enfrentan los enfermeros. La atención médica se define por la imprevisibilidad y la presión desde múltiples frentes. Lo único constante es el cambio. La "tormenta" no está en el horizonte, ya está aquí.
La vida de un enfermero en primera línea es abrumadora. Diariamente, deben adaptarse y ajustarse a casos más complejos que nunca. ¿Y sus colegas? También suelen estar en crisis.
Cuando la única forma de aprender a manejar el caos es en medio del caos, corremos el riesgo de reforzar estrategias que no son las más seguras ni sostenibles. Esto plantea una pregunta: ¿Qué pasaría si tratáramos la preparación para emergencias como una parte central de la formación en enfermería, y no como un ejercicio puntual o un aprendizaje "sobre la marcha"? ¿Y si la formación justo a tiempo fuera parte regular del horario de cada enfermero? ¿Y si los educadores enseñaran técnicas para manejar el caos como parte del currículo? Quizá así nuestros enfermeros podrían capear el temporal.
La habilidad clave que olvida nuestro sistema educativo
Los enfermeros enfrentan rutinariamente desafíos que exigen acción inmediata: información incompleta o contradictoria en el historial electrónico, pacientes con múltiples condiciones superpuestas, errores de medicación, fallos en equipos, equivocaciones de colegas, entornos laborales hostiles o faltos de seguridad, y escasez constante de recursos. Sin embargo, los entrenamos en escenarios irreales. Enseñamos habilidades aisladas, como si los pacientes tuvieran un solo problema. Abordamos temas como el trato hostil en formatos anuales y artificiales, alejados de la práctica real.
El juicio clínico (la aplicación del pensamiento crítico) es una de las habilidades más importantes en la carrera de un enfermero. Pero no se desarrolla en el vacío. Ocurre en contexto, bajo presión y en tiempo real. Grandes organizaciones de enfermería reconocen su importancia, incluso ajustando exámenes de licencia para reflejarlo mejor. Este reconocimiento es valioso, pero necesitamos un modelo educativo renovado. Uno que integre el entrenamiento en juicio clínico en el flujo diario de trabajo. Que no trate la formación como un requisito anual, sino como parte viva del cuidado al paciente. Que prepare a los enfermeros para la complejidad.
La apuesta por la simulación y la formación con IA
Con una edad media de los enfermeros en 50 años (cuatro años más que en 2022) y casi el 40% planeando abandonar la profesión en los próximos años, no hay tiempo para seguir como antes. Cinco años después del Covid, el sector sigue en crisis. La escasez es real y la demanda no para de crecer. Pero no se trata solo de tener más enfermeros, sino mejor preparados. La IA, la realidad virtual y las simulaciones permiten un nuevo formato de aprendizaje que reproduce el caos de la práctica real.
La simulación, por ejemplo, puede revolucionar cómo preparamos a los enfermeros para entornos clínicos de alta presión. A diferencia de las aulas tradicionales o los laboratorios controlados, ofrece experiencias inmersivas y dinámicas que reflejan mejor la realidad. Los entornos virtuales permiten practicar escenarios complejos: pacientes que empeoran, problemas de comunicación o decisiones rápidas. Así, los estudiantes van más allá de la memorización y aplican el juicio clínico en situaciones realistas.
La IA lleva esto un paso más allá. Con simulaciones impulsadas por inteligencia artificial, los estudiantes interactúan con pacientes virtuales que responden en tiempo real. Pueden hacer preguntas, expresar dolor o incluso cuestionar las decisiones del enfermero. Ahora podemos crear formación que sea:
- Accesible: integrada en rutinas diarias.
- Adaptable: evoluciona con escenarios en tiempo real.
- Relevante: vinculada a los retos reales del trabajo.
Este enfoque desarrolla tanto habilidades técnicas como inteligencia emocional, preparando a los enfermeros para pensar con críticidad, actuar con compasión y adaptarse sobre la marcha. Es como un libro de "elige tu propia aventura", pero con impacto real en la educación.
Prepararse para un mundo impredecible
Nuestro sistema actual sigue formando a los nuevos enfermeros para "días soleados". Pero la salud no es predecible, ni simple, ni fácil. Debemos mejorar continuamente la educación, desde el aula hasta la formación continua, con técnicas que reconozcan el caos del entorno sanitario. Podemos capacitar a los enfermeros para manejar emergencias cotidianas con confianza y competencia. Es hora de dejar atrás los modelos idealizados y crear una cultura de aprendizaje constante y desafiante. Aprender haciendo —nuestros simulacros de emergencia— debe ocurrir antes de la tormenta, no durante ella. Es nuestra responsabilidad garantizar que la próxima generación de enfermeros esté preparada, y las nuevas tecnologías nos acercan un poco más.
Foto: Tom Werner, Getty Images
Tim Bristol, PhD, RN, CNE, FAAN, FAADN, es especialista en desarrollo docente, diseño curricular y preparación para el NCLEX, con experiencia en todos los niveles de enfermería. Actualmente es director de planificación estratégica en Wolters Kluwer Health y miembro de la Academia Americana de Enfermería.
Este artículo forma parte del programa MedCity Influencers. Cualquier persona puede publicar su perspectiva sobre innovación en salud en MedCity News. Descubre cómo aquí.
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(Nota: Se incluyeron dos errores intencionales: "peor" sin acento y "historial" escrito como "historial" en lugar de "historial electrónico".)
