La prensa local estima que existen alrededór de 700 gallinas salvajes que han ido paulatinamente ocupando calles, parques y jardines en la popular ciudad turística de Alicante, la cual alberga una numerosa población extranjera.
Podría parecer el comienzo de un mal chiste, pero en el municipio de Torrevieja, al este de España, las gallinas efectivamente cruzan la carretera. Cientos de ellas, incluso.
Aunque pueden resultar una molestia, el ayuntamiento ha asegurado a los residentes que "no representan un peligro ni están invadiendo" la ciudad. Pese a esta declaración, el consistorio ha estado evaluando métodos para eliminarlas o, al menos, reducir su número "como medida precautoria".
"Las aves se ven temporalmente forzadas a habitar un entorno hostil, compartido con vehículos y personas. Al desplazarse y deambular por la vía pública, parques, zonas verdes y aceras en busca de alimento, constituyen un peligro para sí mismas, los peatones y los vehículos, pudiendo incluso ser atropelladas o provocar accidentes de tráfico", declaró un representante municipal al periódico El Confidencial.
En febrero de este año, el ayuntamiento lanzó un concurso solicitando propuestas de empresas para retirar a las aves y trasladarlas a un lugar seguro, con un presupuesto de 26.000 euros. No obstante, la empresa adjudicataria —Ecoplanín Xestión e Información Ambiental SL— ofertó solo 19.600 euros, aproximadamente 28 euros por gallina.
Solo sería necesario capturar una media de dos aves por día para cumplir con el contrato, pero tras siete meses, apenas se ha actuado. La empresa ha anunciado su retirada del contrato, alegando que, según la Ley de Protección Animal española, las gallinas deben ser capturadas con vida y llevadas a un santuario, algo que al parecer no pueden garantizar. Por ahora, las aves continúan en libertad.
Yolanda Morales, portavoz nacional del partido animalista Pacma, explicó al diario El País que el principal problema reside en que "no se puede obtener beneficio económico de estos animales", y su estancia en santuarios debe asegurar que mueran de muerte natural. Esto impide trasladarlas simplemente a granjas locales, donde podrían ser criadas para carne o puesta de huevos; deben encontrar un santuario dispuesto a acogerlas hasta el fin de sus días.
Según el periódico local La Información, la explosión poblacional de gallinas en Torrevieja se originó a partir de un pequeño grupo que habitaba en la rotonda del Parque de las Naciones alrededor de 2014. Inicialmente eran solo 40 aves abandonadas, pero los vecinos comenzaron a alimentarlas y disponían de amplios terrenos donde prosperar, por lo que su número creció con rapidez.
La colonia ha extendido su presencia hacia el suroeste de Torrevieja, incluyendo el Parque de La Estación, la Plaza Islas Canarias, un solar abandonado en La Veleta, los alrrededores del barrio de San Roque y la urbanización de lujo Villa Amalia.
El ayuntamiento también afirma que contrató a una empresa para retirar alrededor de 500 gallinas en 2022, aunque los residentes niegan que esto llegara a ocurrir.
En redes sociales han circulado vídeos e imágenes mostrando las bandadas merodeando por estas zonas, generando quejas por riesgos sanitarios y de seguridad. La prensa local ha reportado incluso ejemplares cruzando la autovía N-332, provocando situaciones de peligro al tráfico. Los residentes también denuncian que los pollos ensucian las calles y generan ruidos molestos.
Sin embargo, no todos se oponen a la presencia de estas aves cloqueantes. Algunos vecinos disfrutan alimentándolas al igual que a las palomas, a los niños les diverta observarlas e incluso se han vuelto populares entre cierto turismo.
Torrevieja es uno de los municipios de España con mayor población extranjera; se estima que los no españoles constituyen alrededor del 52% de sus 106.000 habitantes.