España ha estado a la vanguardia del esfuerzo internacional pro-palestino, más que cualquier otra nación europea. ¿De dónde proviene esta postura tan ferviente? Y ¿es el apoyo tan claro entre los españoles como lo es para el gobierno?
El Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha convertido en uno de los líderes pro-palestinos más destacados del mundo en los últimos años. Manifestantes en España acapararon titulares internacionales al forzar la cancalación de la etapa final de La Vuelta porque competía un equipo israelí.
España reconoció la estadidad palestina en 2024, mucho antes que otros países como Francia y el Reino Unido, y Sánchez utilizó el lenguaje de genocidio mucho antes de que una Comisión de la ONU respaldase esa posición la semana pasada.
España también ha declarado que boicoteará Eurovisión si Israel participa y canceló importantes acuerdos armamentísticos con Israel.
Le siguió un forcejeo diplomático, junto con duras palabras desde Israel y la retirada y convocatoria de varios embajadores.
Están lejos de ser los primeros incidentes diplomáticos nacidos de la posición pro-palestina de España, incluyendo, entre otros, la indignación de la embajada israelí por un programa palestino en el museo Reina Sofía de Madrid y los comentarios de Sánchez sobre Gaza, que han enfadado en repetidas ocasiones a Israel.
España ha sido constantemente una de las voces más pro-palestinas de Europa, si no del mundo. Pero ¿por qué es esto exactamente? ¿Qué tiene España que la hace tan pro-palestina? ¿Es esta una posición nueva o de larga data?
¿Y es el gobierno de Sánchez un reflejo del pueblo español en general?
El gobierno de Sánchez
Reconocer el estado palestino se convirtió en una de las causas emblemáticas del gobierno de Sánchez el año pasado y los llamamientos para detener lo que él llama ‘genocidio’ han continuado en 2025. Tras la respuesta de Israel al ataque terrorista del 7 de octubre por parte de Hamás, muchos países occidentales han enfrentado críticas del mundo árabe por ser inquebrantablemente pro-israelíes. Sánchez se distanció a sí mismo y a España de esa posición y adoptó una postura más humanitaria.
Según Isaías Barreñada, experto en Oriente Medio de la Universidad Complutense de Madrid, Sánchez esperaba que su postura tuviera "un efecto dominó" en el resto de naciones de la UE. En este sentido, una forma de entender por qué España ha sido tan vocalmente pro-palestina es porque espera impulsar un cambio en el escenario internacional. Mirando atrás un año después, parece que estratégicamente pudo haber tenido razón.
Alon Liel, ex Director General del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel, también consideró la posición de España como potencialmente crucial para un cambio duradero: "Un reconocimiento español de Palestina en esta etapa puede encender el impulso que podría conducir al reconocimiento europeo y de la ONU en general".
"España se convertiría en un actor significativo hacia un nuevo impulso diplomático en el conflicto israelo-palestino", añadió Liel en un artículo para el Real Instituto Elcano.
Sin embargo, como siempre en la política (y particularmente con el propio Sánchez) también podría haber algunos cálculos políticos en juego aquí. En primer lugar, en términos de su perfil político en el escenario global, pero también en términos de política doméstica.
Aunque Sánchez personalmente siempre ha mantenido una posición pro-palestina y claramente se preocupa profundamente por el issue a nivel humanitario, no está claro si la posición del gobierno habría sido tan líder mundial sin la presión política interna de su socio de coalición de ultrazquierda Sumar, el antiguo socio Podemos, o la clara indignación moral de muchos españoles.
En un editorial del periódico catalán Ara el año pasado, la política desnuda de la posición pro-palestina de Sánchez se considera de manera más cínica en términos de la cuestión catalana y el polémico proyecto de ley de amnistía: "Para Sánchez, más allá de la convicción, la maniobra sirve tanto para elevar su perfil internacional como para dejar en segundo plano a la oposición interna de derechas al acuerdo con el movimiento independentista sobre la amnistía".
"Sánchez sabe elegir bien a sus enemigos y sus momentos. Se está poniendo a la vanguardia de Europa como el más crítico con el ultranacionalista Netanyahu y aprovechando el giro de la opinión pública mundial, cada vez más indignada por la muerte de palestinos inocentes".
En 2025, mientras escándalos de corrupción han amenazado con derribar su gobierno, un cínico podría argumentar que Sánchez tiene tendencia a virar hacia Palestina cada vez que las cosas se ponen particularmente difíciles en casa.
No obstante, para ser justos con Sánchez, para todos aquellos que lo acusan de ser un maquiavélico sin valores que dirá y hará cualquier cosa para aferrarse al poder, en lo que respecta a Palestina se ha mantenido consistente durante casi una década, como lo evidencia este tuit de 2015: "Reconoceremos el estado palestino cuando sea Presidente del Gobierno".
Además, Sánchez puede justamente afirmar que cuenta con el apoyo de la mayoría de los españoles. Según encuestas citadas por Onda Cero, el 82 por ciento de los españoles califica lo que el gobierno israelí está haciendo en Gaza como ‘genocidio’ y el 78 por ciento está de acuerdo con el reconocimiento del estado palestino.
Historia
Pero la posición pro-palestina de España no es nada nueva. De hecho, una mirada a la historia de España y su posicionamiento arabista de larga data nos da una idea de por qué España estaría ahora liderando el llamamiento al reconocimiento de la estadidad en 2024.
Curiosamente, tampoco es una cuestión política totalmente clara. Mientras que en muchos países la afiliación partidista prácticamente define la posición sobre Israel-Palestina, en España no está tan claramente definida, históricamente hablando, al menos.
El anterior gobierno de derechas del Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy en 2014 apoyó una resolución parlamentaria que pedía el reconocimiento del estado palestino, aunque la votación no era vinculante.
Pero la simpatía española hacia Palestina se remonta mucho más atrás e incluso es anterior a la democracia. Durante el régimen de Franco, España forjó lazos más estrechos con Palestina y desarrolló una posición más arabista en general. Alienado de Occidente, esto se debió en gran parte al deseo de Franco de que los países árabes apoyasen la entrada de España en la ONU y pusiesen fin a su condición de paria internacional.
En septiembre de 1979, tras la transición a la democracia, el Presidente del Gobierno Adolfo Suárez fue el primer líder europeo en recibir a Yasser Arafat, entonces Presidente de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), en La Moncloa. No fue hasta 1986 cuando la nación estableció relaciones oficiales con Israel.
Líderes españoles posteriores, incluidos José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero (tanto de derecha como de izquierda) también dieron la bienvenida a líderes palestinos a lo largo de los años.
La posición de España con respecto a Israel y Palestina (esencialmente reconociendo a Israel pero aún apoyando la causa palestina) fue una de las razones por las que la Conferencia de Paz de Madrid se celebró en la capital española en 1991. Según El País, las propias autoridades palestinas propusieron Madrid como ubicación para la reunión.
La Conferencia de Paz de Madrid sentó las bases para los Acuerdos de Oslo en 1993, por lo que España puede reclamar con razón un papel significativo en las conversaciones de paz desde hace treinta años.
