La financiación en salud digital se ha mantenido estable este año, observándose que las startups de IA captan una porción cada vez mayor del capital de riesgo. En el primer semestre, las empresas centradas en inteligencia artificial acapararon la mayoría de la inversión venture del sector, correspondiendo un 62% de toda la financiación a compañías que utilizan IA para automatizar documentación, acelerar el descubrimiento de fármacos, mejorar diagnósticos o incrementar el compromiso del paciente.
Según Vig Chandramouli, socio de Oak HC/FT, los inversores mantienen un enfoque absoluto en la capacidad de la IA para resolver los problemas sanitarios, pero intensifican su escrutinio ante la creciente saturación de nuevas startups en el mercado.
Chandramouly destacó que los clientes también mantienen su entusiasmo por la IA, aunque en mayor medida los proveedores que los pagadores.
“Considero que los pagadores todavía están comprendiendo qué se considera IA y qué no, existiendo definiciones legales vinculadas a la contratación que ralentizan el proceso. No obstante, mientras tanto, los proveedores han estado dispuestos a innovar y experimentar”, afirmó.
A medida que los sistemas sanitarios despliegan más pilotos de IA, comienzan a priorizar el retorno de inversión tangible y a corto plazo, idealmente entre seis y nueve meses tras su implementación. Chandramouli señaló que esta métrica de “tiempo hasta el valor” se ha convertido en el principal criterio para evaluar nuevas empresas de IA.
Explicó que las soluciones de IA que llegan al mercado deben demostrar ahorros concretos, como reducción de costos de personal de enfermería o incremento de ingresos, y hacerlo con relativa rapidez.
“Con las soluciones de transcripción ambiental, la primera versión de muchas plataformas se centraba en reducir el agotamiento profesional y el tiempo de trabajo no remunerado, recibiendo feedback positivo de los proveedores. En la segunda versión, con las renovaciones de contratos, todo se reduce al ROI tangible, que se sitúa en el ciclo de ingresos inicial”, comentó Chandramouli.
Añadió que ahora los sistemas sanitarios plantean a las empresas de IA: “Podemos pagarte X, pero esperamos ver un retorno de esa inversión en el plazo de un año desde el despliegue”.
Chandramouli declaró que han quedado atrás los días en que una startup podía prometer retornos de inversión en plazos de varios años.
En general, el proceso de compra ha cambiado desde la pandemia, destacando que muchas startups de IA asumen parte de sus honorarios vinculándolos al logro de objetivos de ROI.
“Aquellas con convicción en su capacidad para generar ROI tangible ponen sus honorarios en riesgo. Si se analiza, la Opción A es realizar un piloto, invertir recursos internos durante aproximadamente un año, y luego quizá convertirlo — o simplemente cederlo gratuitamente hasta alcanzar un umbral de ROI”, explicó.
Señaló que los sistemas sanitarios están muy dispuestos a participar en este tipo de acuerdos, dado lo acuciante de sus problemas. Desde su perspectiva, las organizaciones proveedoras muestran mayor interés en herramientas de IA para mejorar la plantilla de enfermería, la documentación y los procesos del ciclo de ingresos.
Chandramouli indicó que estas organizaciones, especialmente los sistemas de nivel medio, priorizan pilotos rápidos que resuelvan problemas inmediatos.
En última instancia, opina que la próxima fase de la inversión en salud digital no la definirán las empresas con la IA más espectacular, sino aquellas capaces de ofrecer valor medible en meses, no en años.
Foto: Richard Drury, Getty Images
