La proliferación de la bandera de Inglaterra en numerosas ciudades ha desatado uno de los debates políticos y culturales más intensos del verano. Para sus defensores, colgar la Cruz de San Jorge y la Union Jack en farolas, rotondas y ventanas es una muestra de patriotismo; para sus críticos, supone una provocación vinculada a protestas contra la inmigración y retórica de extrema derecha.
Este fenómeno tiene su origen en la iniciativa “Operation Raise the Colours”, impulsada desde Birmingham y extendida rápidamente por todo el país. Detrás de ella se encuentra el grupo de Facebook “Weoley Warriors”, autodenominado “un grupo de hombres ingleses orgullosos”, que ha recaudado más de £20,000 (€23,500) mediante GoFundMe para adquirir banderas y materiales.
La campaña ha coincidido con manifestaciones antiinmigración en las que se han coreado consignas como “send them home”. La organización Hope not Hate ha alertado sobre vínculos entre algunos impulsores y figuras de ultraderecha, como Tommy Robinson.
El debate ha llegado a los medios de comunicación mainstream, donde voces como la de Nigel Nelson en GB News tacharon las exhibiciones de banderas de “provocativas y divisorias”, mientras que la Dra. Renee Hoenderkamp defendió su uso como símbolo identitario legítimo.
En el ámbito político, el primer ministro Keir Starmer ha mostrado una postura ambivalente, reconociendo tanto el orgullo patriótico como el riesgo de conflictividad. Otros, como Nigel Farage o el diputado conservador Robert Jenrick, se han posicionado abiertamente a favor de la iniciativa.
La opinión pública aparece profundamente dividida: mientras un 42% interpreta la campaña como un mensaje político contra inmigrantes, un 60% apoya exhibir más banderas en espacios públicos, según Politico. Analistas como Sunder Katwala subrayan la necesidad de normalizar su uso, alejándolo de connotaciones conflictivas.
El debate refleja la relación compleja de Inglaterra con sus símbolos nacionales, tensionados entre el orgullo colectivo y la carga ideológica que aún persiste.
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