La jaqueca punzante, las náuseas y esa temida “resacansiedad” son extremadamente comunes en estas fechas. La resaca plaga a millones tras una noche de juerga, sin embargo la ciencia revela que distan de ser universales. No todo el mundo sufre igual. Una peculiaridad genética podría explicar por qué más del veinte por ciento de los bebedores parecen estar perfectamente bien tras una salida nocturna y se mostrarán molestamente animados el día de Año Nuevo a pesar de lo ocurrido la noche anterior. A medida que se acerca Nochevieja, comprender el misterio de la resaca puede ayudarte a celebrar de forma más inteligente.
¿Por qué nos da resaca?
La resaca proviene de la descomposición tóxica del alcohol en acetaldehído (oxidando el alcohol), lo que causa inflamación cerebral, disfunción de la membrana protectora que rodea el cerebro y desequilibrios en los neurotransmisores. La profesora Magdalena Sastre del Imperial College de Londres dirigió un estudio con ratones en 2020 que mostró que estos cambios alcanzan su punto máximo durante la fase de resaca, conduciendo a comportamientos similares a la ansiedad. El alcohol en sí mismo imita las sustancias que hacen sentirse tranquilo y relajado, y cuando dejamos de beber, nuestro cerebro entra en pánico y libera hormonas del estrés, haciendo que nos sintamos inquietos y angustiados.
¿Por qué algunas personas no sufren tanto?
Los síntomas pueden variar enormemente de una persona a otra. Investigadores de Oxford contabilizaron 47 síntomas diferentes, que van desde la somnolencia hasta la niebla mental. No obstante, Jonathan Howland de la Universidad de Boston descubrió accidentalmente la “resiliencia a la resaca” en experimentos del 2008: aproximadamente un 23% de los participantes no mostraron síntomas tras beber en exceso, lo que sugiere una inmunidad genética. Para los que no tenemos esa suerte, la genética puede intensificar las reacciones, prolongando el dolor de cabeza y el malestar.
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Contrario al mito, la edad no empeora las resacas. Un estudio de 2016 halló que los adultos jóvenes reportan síntomas más severos debido a una menor tolerancia, mientras que un análisis de 2021 confirmó que la severidad disminuye con el tiempo. La experiencia puede construir resiliencia, aunque una mayor sensibilidad al dolor podría hacer que las personas mayores se quejen más.
Así que, si te sientes fatal la mañana después de una gran fiesta, podría ser simplemente que tu constitución genética es ligeramente distinta a la de la próxima persona y que tu cuerpo está haciendo un mejor trabajo protegiéndote. Se necesita más investigación sobre este fenómeno, ya que podría ofrecer información vital sobre el alcoholismo y cómo tratarlo.
Muchos de nosotros seremos invitados a celebraciones de Nochevieja en las que podríamos sentir la obligación social de unirnos a la juerga etílica, lo que inevitablemente conducirá a una mañana terrible el primer día del año. Sin embargo, hay precauciones que podemos tomar para mitigar los efectos posteriores.
Consejos para prevenir la resaca de Nochevieja
Hidrátate sin cesar: alterna bebidas alcohólicas con agua para combatir la deshidratación. Intenta tomar una no alcohólica por cada cóctel.
Come estratégicamente: Consume una comida equilibrada antes de beber – las proteínas y grasas ralentizan la absorción del alcohol. Pica algo durante la noche para estabilizar el azúcar en sangre.
Modera el ritmo: Limítate a una bebida por hora; evita los chupitos o mezclar licores, lo que puede aumentar la acumulación de acetaldehído.
Evita los dulces: Elige opciones bajas en azúcar como vino seco en lugar de cócteles para prevenir bajones de glucosa.
Evita la baja calidad: Muchas bebidas del mercado, a menudo vendidas en discotecas, implican alternativas más baratas a los licores y vinos, y para cuando llegan a tu mesa, no tienes ni idea de qué hay en ese vaso. Aunque cuesten más, insiste en lo mejor.
Planifica el sueño: Termina temprano para descansar entre 7 y 8 horas; la fatiga empeora los síntomas.
¡Que tengas un feliz Año Nuevo!
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