Las mujeres de la Generación Z replantean el amor, el matrimonio y las relaciones en las redes sociales.
Fotografía: Fotos vía Unsplash
Un artículo viral que desató no solo un acalorado debate, sino también una instrospección sobre la perspectiva de la nueva generación respecto a las relaciones, el matrimonio, el amor y los roles de género tradicionales: Un texto escrito por la autora Chanté Joseph y publicado en Vogue titulado “¿Ahora da vergüenza tener novio?” arrasó en Internet e inspiró conversaciones sobre las nuevas generaciones de mujeres jóvenes … y en concreto, sobre cómo consideran que tener novio está pasado de moda.
El artículo de opinión de Chanté Joseph, fuente de reflexión y debate
El artículo, un bien elaborado *ensayo* de opinión publicado el 25 de octubre y basado en observaciones personales, profundiza en la realidad de las relaciones en las redes sociales y en lo perjudiciales que pueden llegar a ser para las mujeres en general. La autora Joseph incluye una anécdota personal sobre cómo no soporta que una creadora a la que seguía y le gustaba empezara a publicar sobre su relación, ya que a partir de entonces su perfil se convierte casi inevitablemente en un espacio dedicado en exclusiva a su pareja.
La cultura moderna de las citas y cómo las redes sociales afectan a las relaciones
Además de esto, el artículo, así como los innumerables comentarios, artículos de opinión y ensayos en vídeo realizados sobre el tema desde su publicación, mencionan que no es raro que las mujeres publiquen a su pareja y no reciban una atención recíproca. Mientras que muchas mujeres pueden publicar constantemente sobre su novio, es posible que ellas solo reciban una publicación al año por su cumpleaños, si es que llega a eso. El artículo de Joseph en Vogue también aborda una nueva tendencia nacida de esto, denominada “soft-launching” o *lansamiento* progresivo, en la que las mujeres publican fotos de su pareja en las que se omite su rostro (su brazo mientras conduce, una bebida en su mano, o incluso la parte posterior de su cabeza) como una forma de presumir de su pareja sin ostentación … y sin ningún riesgo de humillación pública si la situación sale mal.
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La conversación surge de muchos aspectos diferentes – y absurdos – de la cultura moderna de las citas entre los jóvenes. En primer lugar, hacer alarde de una relación en las redes sociales poco a poco ha llegado a considerarse de mal gusto. En un mundo donde ser una “girl’s girl” (es decir, dar más importancia a la camaradería con otras mujeres que a la atención de los hombres) es prioritario, estar centrada en el novio es un detrimento social. En segundo lugar, los jóvenes son cada vez más, y casi de manera obsesiva, selectivos con lo que publican. Durante los primeros años de Instagram, no era raro que los feeds de la gente estuvieran llenos de amigos y familiares, publicando lo que quisieran por un simple capricho: su cena, la nueva serie que están viendo o una foto divertida con más filtros de los que se podrían contar. Ahora, los jóvenes sienten una inmensa presión por publicar la foto perfecta cada vez, o enfrentarse al escrutinio de un público que cada año se vuelve menos comprensivo y más crítico.
Los jóvenes aspiran menos al matrimonio y a los hijos que las generaciones anteriores
La conversación sobre el “novio vergonzoso” trae a la mente la nueva tendencia de las mujeres más jóvenes a casarse y tener hijos más tarde o incluso a no hacerlo en absoluto. Una famosa encuesta realizada por la American Time Use Survey (ATUS) y popularizada por el autor y profesor de ciencia del comportamiento en la London School of Economics, Paul Dolan, cita que las mujeres solteras y sin hijos no solo son el subgrupo más feliz de la población, sino que también es probable que vivan más que sus coetáneas casadas y con hijos.
Estas cifras se citan constantemente en las conversaciones sobre el matrimonio, particularmente con respecto a las mujeres. Las *millennials* más jóvenes y las de la Generación Z expresan más abiertamente su desinterés por el matrimonio y por tener hijos, reconociendo que el matrimonio beneficia más a los hombres que a las mujeres. En una era en la que tenemos acceso a cientos de millones de videos que nos permiten observar la vida cotidiana de mujeres casadas, es seguro afirmar que a mucha gente, en particular a las mujeres jóvenes de unos 20 años, no les gusta lo que ven. Donde muchos de los que alcanzaron la madurez en los años 70, 80 e incluso 90, ven el matrimonio como un símbolo de la edad adulta y un paso adelante, la generación más joven lo ve cada vez más como un perjuicio.
Esto sin duda ha contribuido al descenso mundial de la tasa de natalidad, descrita este año como “sin precedentes” por la Dra. Natalia Kanem, directora del UNFPA. De hecho, se prevé que la tasa de natalidad mundial continúe cayendo en los próximos años.
Las mujeres jóvenes priorizan carreras profesionales y vidas personales realizadoras
Muchas mujeres, incluso las que se casaron, afirman que en el mundo moderno se espera que las mujeres en los matrimonios trabajen a tiempo completo además de asumir la mayor parte de las tareas de crianza de los hijos y del hogar, y que reciben poco o ningún reconocimiento por hacerlo. Además, un nuevo término, la “incompetencia weaponizada” o *strategia*, explica cómo los maridos de estas mujeres podrían realizar las tareas domésticas incorrectamente a propósito para que no se les vuelva a pedir que las hagan.
Las mujeres *millennials* más jóvenes y las de la Generación Z están aprendiendo, lenta pero seguramente, a priorizar el cumplimiento de sus propias metas personales y profesionales en lugar de casarse y tener hijos, un marcado contraste con las generaciones anteriores. Tanto las mujeres como los hombres más jóvenes observan que, a una edad en la que sus padres quizá ya estaban casados y con hijos en camino, ellos sienten que luchan por cumplir incluso las demandas básicas de la vida adulta, citando el aspecto económico como un gran disuasivo para tener hijos.
Enamorarse, en un mundo donde nada es privado
En un mundo donde las redes sociales forman parte de la vida diaria, se han convertido en el pasatiempo de mucha gente, su fuente de información e incluso su medio de vida, estas moldean enormemente el paradigma sociocultural. Ahora, las relaciones son más públicas que nunca; donde antes, “hacerlas públicas” podría haber significado caminar de la mano por una calle concurrida, ahora, más ojos que nunca están observando. En vista de esto, quizá no sea sorprendente que los jóvenes prefieran no publicar nada sobre su relación antes que revelarla a un público imposible de complacer … y a sus duras palabras anónimas.
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