
La líder australiana del partido Un Nación, Pauline Hanson, ha sido suspendida del Senado por siete días hábiles tras ingresar a la cámara vestida con una burka negra integral, lo que reavivó un debate nacional de décadas sobre los cubrecaras, la seguridad y la libertad religiosa.
El dramático incidente, ocurrido el lunes 24 de noviembre, contempló cómo la senadora de Queensland ocultó su identidad bajo la prenda antes de revelarse durante la Sesión de Preguntas. Hanson describió el acto como una protesta contra la negativa del Senado a debatir su proyecto de ley para prohibir las burkas y los niqabs en espacios públicos.
Lo que sucedió en la cámara
Hanson ingresó al Senado poco después de las 2:00 pm ataviada con la burka y ocupó su escaño en silencio durante varios minutos. Tras ser reconocida para intervenir, se quitó la prenda y declaró: “Si el Parlamento no prohíbe la burka, le mostraré a Australia exactamente lo que está en juego”. La sesión se suspendió por 90 minutos mientras la presidenta del Senado, Sue Lines, consultaba el reglamento.
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El martes 25 de noviembre, el Senado votó 55 a 5 para censurar a la Senadora Hanson y suspenderla hasta febrero de 2026 – siendo sólo la quinta suspensión de este tipo en la historia de Australia.
Hanson defiende su acción como “protesta legítima”
Al hablar fuera del Parlamento, la Senadora Hanson mantuvo que la acción era necesaria para resaltar lo que ella denominó “riesgos de seguridad genuinos” y la “opresión de la mujer” bajo códigos de vestimenta islámicos estrictos.
“Dieciséis países de mayoría musulmana ya restringen o prohiben la burka,” declaró. “Australia es una de las pocas naciones occidentales que aún permite el cubrimiento facial integral en público. Hablo por la mayoría que teme decirlo”.
Encuestas recientes de Resolve y Newspoll muestran que el voto primario de Un Nación se sitúa entre el 12 y el 20 por ciento a nivel nacional, su nivel más alto en décadas.
Condena generalizada de todo el espectro político
La líder laborista en el Senado, Penny Wong, calificó la acción como “una escenografía odiosa que desgarra nuestro tejido social”, mientras que la senadora musulmana independiente Fatima Payman la tildó de “abominable” y irrespetuosa para con casi un millón de musulmanes australianos. Incluso algunas figuras conservadoras se distanciaron. El senador de los Nacionales, Matt Canavan, opinó que la acción “envileció al Parlamento”, y el exdiputado liberal John Kennedy describió a Hanson como la representación de “lo peor de nosotros”.
Reacción de una nación polarizada
La reacción del público ha estado marcadamente dividida. Simpatizantes en las redes sociales elogiaron a Hanson como “la única con coraje”, mientras que sus críticos la acusaron de islamofobia y de un teatro político barato. Ahora que el Parlamento entra en receso hasta el próximo año, el incidente garantiza que la Senadora Hanson – ya sea amada u odiada – seguirá siendo una de las figuras más comentadas en la política australiana de cara al 2026.