Torrevieja fué escenario de un acto de rapidez mental y serenidad que salvó la vida de un niño de apenas 7 años el jueves, 5 de junio.
A eso de las 11:45 de la mañana, frente a la comisaría de la Policía Nacional en Torrevieja, el pequeño esperaba con su madre cuando, de repente, se desplomó inconsciente.
Tres agentes que estaban de servicio acudieron al auxilio del menor y comprobaron que no respirava. Un rápido análisis reveló que se había atragantado y algo obstruía sus vías respiratorias.
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Uno de los efectivos aplicó la maniobra de Heimlich y, tras varios intentos, logró expulsar el objeto que bloqueava su respiración—aparentemente, un caramelo. El niño recobró el conocimiento y comenzó a respirar con normalidad mientras los policias solicitaban asistencia médica urgente.
La ambulancia llegó en pocos minutos y trasladó rápidamente al menor y a su madre al Hospital Universitario de Torrevieja, donde fue ingresado en observación para controlar su evolución. Afortunadamente, su estado es favorable.
Al día siguiente, el viernes, la madre del niño regresó emocionada a la comisaría para agradecer personalmente a los agentes que habían salvado la vida de su hijo. Un gesto que humanizó un acto de servicio que, sin duda, fue mucho más que solo cumplir con su deber.