Personal de IKEA en Bélgica se declara en huelga por la “alta presión” y la mala comunicación

Los empleados de las sucursales de IKEA en Zaventem y Anderlecht han iniciado medidas de huelga debido a las intensas cargas de trabajo y la deficiente comunicación por parte de la dirección.

Pese a las protestas, ambos establecimientos permanecen abiertos, correspondiendo al personal decidir si secundar la huelga o continuar trabajando.

Según Sven De Scheemaeker, representante del sindicato ACV Puls, el objetivo de la medida es llamar la atención, no molestar a los clientes. «No estamos bloqueando accesos ni impidiendo trabajar a nadie», explicó. «Repartimos folletos y pedimos a colegas que muestren su apoyo. La meta es que la dirección escuche las crecientes inquietudes en el punto de venta».

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Las huelgas se propagan

Este movimiento se produce tras protestas similares a principios de semana en los establecimientos de IKEA en Hognoul (cerca de Lieja) y Wilrijk (provincia de Amberes). Los líderes sindicales afirman que la propagación de las protestas evidencia un profundo descontento entre el personal de toda la red belga de la empresa.

«Existe una clara sensación de que el ambiente laboral ha cambiado», afirmó De Scheemaeker. «Los empleados se sienten menos valorados y bajo mayor presión que antes. La empresa solía tener una cultura cálida y centrada en las personas; ahora parece una máquina corporativa donde el beneficio prima sobre las personas».

Numerosos empleados alegan que las exigencias sobre su tiempo y flexibilidad han aumentado considerablemente, mientras que el reconocimiento y la comunicación por parte de los mandos ha decaído. Los trabajadores sostienen que este giro ha creado un entorno estresante y menos apoyador, muy alejado de la reputación de IKEA como marca progresista y orientada a sus empleados.

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Los sindicatos exigen cambios

Los sindicatos también instan a la dirección a iniciar un diálogo sobre el rumbo de la compañía, especialmente en un contexto de continua evolución del sector minorista.

«Todo el sector está cambiando», declaró De Scheemaeker. «Las compras en línea y las cajas de autoservicio están transformando la operativa de las tiendas. Estos cambios deben gestionarse de forma transparente, con la participación de los empleados, no simplemente anunciarse como una decisión irrevocable».

Los representantes sindicales reclaman consultas regulares y un plan consensuado para adaptarse a las nuevas realidades del retail, en lugar de lo que describen como una toma de decisiones vertical.

Hasta el momento, IKEA Bélgica no ha emitido ningún comunicado oficial respecto a las huelgas. Sin embargo, con protestas ya en varias regiones, la presión sobre la compañía para que dialogue con la plantilla y reconstruya la confianza va en aumento, antes de que el malestar se extienda aún más.

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