Se recomienda a los expatriados que alquilen o compren una propiedad que revisen minuciosamente los estatutos y normas internas de su comunidad. Crédito de la foto: Reshetnikov_art/Shutterstock
Un reciente fenómeno de interés público se ha centrado en lo que la legislación española estipula realmente acerca de ingresar con un perro sin bozal a las zonas comunes de un edificio residencial. Si bien España carece de una ley nacional que exija el uso de bozal para todos los perros, ha surgido una aclaración crucial: las comunidades de propietarios pueden oponerse o restringir el comportamiento de un vecino cuando este se considere peligroso, perjudicial o perturbador, en virtud del Artículo 7.2 de la Ley de Propiedad Horizontal (LPH).
Dicho artículo faculta a una comunidad a intervenir cuando las acciones de un residente “causen incomodidad, peligro o daño” a otros vecinos. En la práctica, los expertos jurídicos señalan que esto incluye situaciones en las que un perro, en particular uno considerado potencialmente peligroso o ansioso, accede a ascensores, pasillos, garajes, jardines u otras áreas compartidas sin bozal y provoca temor o riesgo para los demás.
Aunque la LPH no menciona explícitamente a los perros o los bozales, los tribunales históricamente han avalado su aplicación en disputas relacionadas con animales en zonas comunales. Las comunidades pueden exigir cambios de comportamiento, imponer normativas internas que requieran el uso de bozal o, en casos extremos, llevar al propietario a los tribunales si se niega reiteradamente a acatarlas.
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Competencia de las Comunidades para Regular las Mascotas
Normas Internas, Multas y Mecanismos de Aplicación
En el marco de la legislación española vigente, las comunidades de propietarios detentan un poder significativo para regular el uso de los espacios comunes. La LPH les permite establecer normas internas relativas a las mascotas, incluyendo cuándo los perros deben ir con correa, por dónde pueden pasear y si requieren bozal en las zonas comunitarias. Estas normas deben ser aprobadas por la junta de la comunidad y comunicadas a todos los residentes.
Si un vecino ignora estas reglas y el comportamiento se considera peligroso o perturbador, el presidente de la comunidad puede amonestar formalmente al residente. De persistir la conducta, el Artículo 7.2 de la LPH autoriza a la comunidad a iniciar acciones legales, que pueden escalar hasta solicitar a los tribunales que ordenen el cese de dicho comportamiento. En casos extremos y poco frecuentes, los tribunales podrían incluso restringir temporalmente el uso de la propiedad a un vecino si el comportamiento es persistente y grave.
Impacto Práctico para los Residentes en España
Lo que los Dueños de Perros Necesitan Saber en su Día a Día
Para la mayoría de los residentes en España, esta aclaración implica que, si bien la ley nacional no impone una obligación universal de bozal, las normativas de la comunidad de vecinos pueden hacerlo legalmente. Los edificios de apartamentos, urbanizaciones y complejos privados tienen derecho a introducir reglamentos basados en la seguridad y la convivencia.
Si una comunidad decide que todas las razas grandes, los perros reactivos o animales individuales específicos deben utilizar bozal en los espacios comunes, estas normas tienen peso legal, siempre que sean aprobadas correctamente y resulten proporcionadas. Los propietarios de perros que incumplan pueden enfrentarse a quejas de la comunidad o a acciones legales.
Puntos Clave
Las comunidades de propietarios pueden hacer cumplir legalmente la obligatoriedad del bozal en áreas comunes si está justificado bajo el Artículo 7.2 de la LPH.
Un perro sin bozal puede ser considerado un “peligro o molestia”, permitiendo a la comunidad intervenir.
La ley nacional no exige que todos los perros lleven bozal; la regulación depende de las leyes sobre razas y las normas de la comunidad.
Implicaciones para Expatriados y Propietarios Extranjeros
Comprender las Normas Locales y Evitar Problemas Legales
Para los expatriados que residen en España, especialmente aquellos acostumbrados a diferentes normativas sobre mascotas en el Reino Unido o el norte de Europa, esta aclaración es particularmente relevante. Muchos residentes extranjeros dan por sentado que las normas sobre bozales estan estandarizadas en todo el país, pero en España, la regulación de las mascotas a menudo varía no solo por comunidad autónoma, sino por edificio o urbanización.
Se aconseja a los expatriados que alquilen o compren una propiedad que examinen minuciosamente los estatutos y las normas internas de su comunidad. Estos documentos pueden contener reglas específicas sobre mascotas que difieren significativamente de las ordenanzas municipales. El incumplimiento puede derivar en tensiones con los vecinos, amonestaciones formales o incluso procedimientos judiciales si las disputas escalan.
Para aquellos con perros grandes o reactivos, comprender las políticas de la comunidad antes de mudarse es esencial. Las comunidades que han experimentado incidentes previamente pueden tener reglamentos más estrictos, incluyendo el uso obligatorio de bozal, restricciones para el uso del ascensor o rutas designadas para mascotas.
Un Futuro Más Claro para la Convivencia
Equilibrando Seguridad, Derechos y Armonía Vecinal
Si bien la LPH no crea nuevas obligaciones para los dueños de perros, su aclaración proporciona a las comunidades bases legales sólidas para regular comportamientos que puedan poner en peligro o molestar a otros. A medida que más españoles residen en entornos habitacionales compartidos, estas medidas buscan equilibrar la tenencia responsable de animales con la convivencia vecinal.
Gestionado con transparencia y aplicado con equidad, este marco normativo ofrece un camino más claro para la resolución de disputas, garantizando la seguridad sin socavar los derechos de los residentes o sus mascotas.
