¿Paz duradera en Etiopía? Se necesita hacer más para evitar que el conflicto en Tigray vuelva a estallar.

Han pasado casi dos años desde que la Unión Africana medió un acuerdo de paz que puso fin a la guerra entre el estado etíope y el gobierno regional de Tigray. La firma del Acuerdo de Cesación de Hostilidades en noviembre de 2022 puso fin a un conflicto mortal de dos años.

El acuerdo ha logrado una serie de resultados. Estos incluyen:

– fin de los enfrentamientos entre las fuerzas armadas de Tigray y Etiopía
– la creación de un gobierno de transición en Tigray, dirigido por el Frente de Liberación del Pueblo de Tigray
– la desmovilización de 50,000 tropas tigrianas
– el Frente de Liberación del Pueblo de Tigray recuperando su estatus legal como partido político registrado bajo condiciones especiales
– la aprobación en Addis Abeba de una política de justicia transicional
– el establecimiento de una misión de monitoreo y verificación liderada por la UA.

Pero aún queda mucho por hacer si la paz va a perdurar. Hemos estudiado 42 acuerdos de paz completos y 236 parciales en las últimas tres décadas. Basándonos en esta experiencia, sostenemos que aún quedan cuestiones urgentes por abordar en el acuerdo etíope. Si se dejan sin atender, aumentan el riesgo de un retorno a la guerra.

La investigación empírica sugiere que una tasa general de implementación más alta de acuerdos de paz en guerras civiles conduce a una paz sostenible. Es el único camino comprobado para resolver conflictos restantes en un país. Hacer lo acordado es necesario para la recuperación posterior a la guerra.

En Etiopía, la desarme y desmovilización de combatientes tigrianos necesita atención urgente. Lo mismo ocurre con la protección de civiles y retornados en territorios disputados en el oeste y norte de Tigray, y la restauración de la infraestructura básica en la región. El estado también necesita garantizar la entrega fluida de ayuda humanitaria, la retirada de tropas extranjeras de Tigray y la representación del Frente de Liberación del Pueblo de Tigray en el gobierno federal.

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Las lagunas

Una razón sustancial por la falta de progreso en la construcción de una paz duradera es que el Acuerdo de Cesación de Hostilidades tiene fallas.

En primer lugar, solo se establecieron claramente la cesación inmediata de las hostilidades, y la desmovilización y desarme de los combatientes del Frente de Liberación del Pueblo de Tigray. Otros principios, como la protección de civiles, la entrega de ayuda humanitaria y garantizar la rendición de cuentas por el conflicto, se dejaron a la “implementación de buena fe”.

El acuerdo de paz y su proceso de implementación en Tigray carecen de mecanismos de salvaguardia. Estos son procedimientos que involucran al gobierno de reparto de poder, la resolución de disputas y mecanismos sólidos para verificar la implementación del acuerdo. Sin embargo, solo el mecanismo de verificación está en su lugar entre estos tres pilares, y es muy débil. Los mecanismos de salvaguardia crean propiedad, inclusión y rendición de cuentas. Amplifican la urgencia de implementar acuerdos de paz.

En segundo lugar, las causas subyacentes del conflicto y las quejas no se han abordado como se acordó. Estas incluyen la retirada de tropas extranjeras de Tigray, la reconstrucción de comunidades afectadas por el conflicto y la representación del gobierno tigriano en el gobierno federal. Abordar estas quejas podría crear la confianza mutua necesaria para reavivar el proceso estancado de construcción de la paz.

En tercer lugar, si bien el conflicto abierto con las fuerzas tigrianas ha disminuido, el diálogo político entre los gobiernos regional y nacional no ha tenido lugar. Este diálogo es clave para abordar las ambigüedades en el acuerdo de paz. El éxito del acuerdo depende de acciones a nivel federal, como la reparación de personas desplazadas internamente. Sin embargo, el Frente de Liberación del Pueblo de Tigray no está representado en este nivel.

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Cuarto, los tigrayanos desplazados por el conflicto están regresando lentamente a sus comunidades. Pero la inseguridad sigue siendo aguda porque no está claro si todos los combatientes tigrianos están desmovilizados y si todas las tropas de Eritrea han sido retiradas. El mecanismo de monitoreo en su lugar es débil y no puede verificar de manera independiente lo que se ha logrado.

Quinto, la política de justicia transicional del gobierno etíope es confusa. No proporciona orientación sobre quién enjuiciar ya que aún hay conflictos en curso en Etiopía. La política también evita el escrutinio internacional. Carece de aspectos críticos para prevenir la recurrencia de atrocidades al adherirse a estándares internacionales.

Factores políticos

La falta de progreso en la construcción de una paz duradera también se puede atribuir a la falta de voluntad política por parte de ambas partes.

El gobierno federal carece de recursos para la reconstrucción. Por ejemplo, ha habido poca reconstrucción de infraestructura básica. El costo de la recuperación de la guerra en Tigray se estima en más de 44 mil millones de dólares estadounidenses.

Por su parte, el Frente de Liberación del Pueblo de Tigray está en medio de una creciente división entre su presidente, Debretsion Gebremichael, y el vicepresidente y jefe del gobierno interino en Tigray, Getachew Reda. Esto ha desviado la atención hacia la gestión de rivalidades internas en lugar de presionar al gobierno federal para tomar las medidas necesarias.

Debretsion está priorizando el retorno del Frente de Liberación del Pueblo de Tigray a su antigua gloria con control sobre la estructura política en Tigray. Getachew está presionando por un enfoque reconciliatorio con el gobierno y mostrando disposición a comprometer la posición del partido por la paz y la seguridad.

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Lo que queda por hacer

Etiopía está enfrentando un momento crucial. El acuerdo de paz puede llevarse a cabo más rápidamente si el Frente de Liberación del Pueblo de Tigray mantiene su cohesión. Cuando se divide en facciones, no puede responsabilizar al régimen de Abiy Ahmed.

La investigación muestra que los movimientos rebeldes como el Frente de Liberación del Pueblo de Tigray a menudo forman facciones después de firmar acuerdos de paz debido a desacuerdos sobre los compromisos hechos para alcanzar un acuerdo. Un proceso de implementación lento puede dividir aún más a un movimiento rebelde ya que no puede atender a sus seguidores, o justificar la guerra y abusos humanitarios y de derechos humanos no abordados.

Las facciones debilitan al partido, crean inestabilidades y perjudican el proceso de construcción de paz.

La unidad del Frente de Liberación del Pueblo de Tigray es crucial para el éxito del acuerdo y su aspiración de regresar al poder político en Tigray.