El niño tropezó con una loseta de caucho levantada. En lugar de amortiguar su caída, la superficie endurecida e irregular lo hizo precipitarse hacia adelante, abriéndose la barbilla.
Orihuela, 8 de septiembre de 2025 — Lo que debería haber sido una tarde despreocupada en el parque se convirtió en una experiencia aterradora para Lucía y su hijo de tres años.
El pasado 19 de agosto, el pequeño T.R.B. jugaba en la zona infantil de la Avenida Doctor Gómez Pardo Ródenas, frente a Los Huertos, cuando tropezó con una loseta de caucho que estaba levantada. En vez de amortiguar la caída, la superficie reseca y desigual provocó que se precipitara hacia adelante, con el resultado de una profunda herida en el mentón.
“Lloraba desconsoladamente, había mucha sangre y ni siquiera llevaba pañuelos”, recordó Lucía. Otra madre le alcanzó rápidamente un pañal, que presionó sobre la herida hasta que su marido llevó al niño al centro de salud Álvarez de la Riva. Los médicos sellaron la herida con cola quirúrgica y la cubrieron con un parche. Aún así, la herida posteriormente se infectó —una complicación difícil de manejar en un niño tan pequeño—.
Conmocionada por lo sucedido, Lucía acudió al día siguiente a la Policía Local para formalizar una denuncia. Asesorada jurídicamente, prepara ahora una queja formal al Ayuntamiento de Orihuela y afirma que llevará el caso a los tribunales si es necesario. “Por supuesto, los accidentes ocurren, incluso en lugares seguros”, admitió, “pero lo que me indigna es el estado de estos parques. Están absolutamente abandonados”.
Su frustración es compartida por muchas familias del municipio. Las asociaciones de padres llevan tiempo denunciando que los parques infantiles de Orihuela —a excepción de algunos recientemente reformados— son peligrosos, están abandonados y requieren mantenimiento urgente. De hecho, el año pasado, se recogieron más de mil firmas e incluso se organizó una protesta para exigir medidas.
Aunque el consistorio ha invertido en modernizar algunos parques —más de veinte han sido renovados en los últimos dos años y está previsto mejorar otros treinta—, muchos vecinos consideran que los cambios no se producen con la suficiente celeridad. “Los niños merecen espacios seguros para jugar, no equipos rotos y superficies peligrosas”, afirmó Lucía.
El problema no es nuevo. En 2023, una niña de cuatro años sufrió abrasiones y heridas faciales en otro parque de Orihuela, también a causa del deterioro del suelo de caucho.
Para Lucía, dar voz a su experiencia va más allá del accidente de su propio hijo. Desea que la historia de su hijo impulse un cambio verdadero. “No quiero que otra familia pase por lo mismo que nosotros”, declaró. “Los parques deberían generar alegría, no miedo.”
