Lo que comenzó como una charla informal en un café de Palma terminó en una estafa inmobiliaria de 1,1 millones de euros para una pareja de Nueva York. Ahora litigan en los tribunales españoles para recuperar sus ahorros perdidos tras caer víctimas de un engaño que combinó la decepción presencial con el fraude cibernético.
En marzo de 2024, la pareja se encontraba en Palma cuando conoció a un hombre que alegaba vender un apartamento. Visitaron la propiedad y acordaron la compra. Todo parecía en regla: se firmó un contrato ante notario y se abonó un depósito del 10% (aproximadamente 113.000 euros) sobre el precio de 1,13 millones, quedando el resto pendiente para dentro de un mes. Toda la documentación –completa con sellos notariales y una copia del DNI del vendedor– parecía legítima.
Tras regresar a Nueva York, los estafadores actuaron. Aproximadamente una semana antes de que venciera el pago final, los compradores recibieron un correo electrónico, aparentemente del notario, alegando que su cuenta bancaria había cambiado e instruyéndoles para que enviaran el remanente a una nueva cuenta. La pareja transfirió 1,017 millones de euros según lo solicitado.
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Era una trampa. El correo era falso y la cuenta “nueva” pertenecía a una empresa pantalla en Benalmádena bajo una razón social. Los defraudadores desviaron los fondos: el supuesto vendedor había afirmado ser un belga avecindado en Costa Rica y la cuenta bancaria era gestionada por un contacto en Dinamarca. Para cuando los compradores se percataron del problema, su dinero había desaparecido y el piso de Palma seguía sin venderse en el registro –nunca se había efectuado una venta legítima.
Las autoridades están investigando. Dado que el dinero se canalizó a través de un banco en la provincia de Málaga, un juzgado de Torremolinos se ha hecho cargo del caso. No obstante, con un esquema que abarca varios países, los investigadores cuentan con pocas pistas y de momento no se han producido detenciones.
Este caso sirve de advertencia para los compradores de propiedades. Los expertos inmobiliarios instan a la prudencia y ofrecen varias recomendaciones de seguridad para evitar este tipo de estafas:
- Verificar meticulosamente cualquier cambio de pago: Si recibe un correo sobre una alteración repentina en los datos bancarios, confírmelo siempre de forma independiente. Llame directamente al notario o al agente (utilizando información de contacto verificada) para confirmar cualquier instrucción nueva.
- Utilizar salvaguardas profesionales: Contrate a un abogado local de reputación y solo transfiera fondos a través de cuentas de depósito seguras o notariales. Desconfíe de modificaciones de último minuto en los procedimientos de pago.
- Verificar identidades y registros: Confirme que el vendedor es quien dice ser y que es el verdadero propietario consultando los registros de la propiedad oficiales. Las historias personales inusuales o las solicitudes de cuentas en el extranjero son señales de alarma.
- Mantenerse escéptico ante ofertas fáciles: Los estafadores se aprovechan de compradores entusiasmados. Incluso si la documentación parece oficial, sea cauteloso si el trato surge de un encuentro casual o conlleva plazos perentorios. En caso de duda, busque una segunda opinión o consulte con las autoridades antes de enviar dinero.
Esta estafa de alto nivel en Mallorca es un recordatorio contundente de que la diligencia debida es fundamental. Una simple llamada telefónica o un paso de verificación adicional puede librar a los compradores de una costosa trampa.
