Humanos en el circuito.
Esa expresión se ha convertido en el término coloquial de la industria para tranquilizar a quienes recelan del creciente papel de la IA en la sanidad. Siempre hay alguien supervisando lo que hace la IA. Nosotros estamos ahí para garantizar que nada salga mal. Pero el problema radica en que, a veces, nosotros mismos podemos ser un obstáculo. Así pues, ahora nos enfrentamos a un dilema interesante. Para liberar el potencial de la IA, a veces debemos ceder espacio. No obstante, eso también puede entrañar riesgos: ¿qué ocurre si algo falla?
A pesar de esta sensación de círculo vicioso, empresas farmacéuticas como Merck están avanzando, adoptando herramientas de IA generativa y agencial —donde el software tiene la capacidad de ejecutar acciones, no solo de proporcionar información sobre la que actúan los humanos— para combatir enfermedades. En una reciente entrevista, Asheesh Chhabra, vicepresidente y director de datos de Merck, reformuló el papel de las personas.
“Quitemos al humano de ese intermediario innecesario, pero pongámoslo en la sala adecuada”, declaró Chhabra. “El humano nunca desaparecerá. ¿Cómo lo situamos en el lugar correcto?”.
Compartió un ejemplo de lo que supone ese intermediario innecesario: la publicación de los resultados de un ensayo clínico basada en todos los datos recopilados. Ese proceso puede llevar hasta seis meses. Pero ahora, con las capacidades de la IA generativa, ese resultado toma apenas días, y un empleado de Merck con la experiencia adecuada puede simplemente supervisar el producto final y aprobarlo.
La reforma de los ensayos clínicos mediante IA es, por supuesto, algo que todas las compañías farmacéuticas están explorando, al igual que el descubrimiento de fármacos y dianas terapéuticas asistido por IA. Chhabra mencionó cómo se está utilizando TEDDY —el modelo de lenguaje extenso desarrollado por Merck y colaboradores externos— en el ámbito de las moléculas grandes (biológicos), centrándose en oncología. También se emplea otro modelo de lenguaje de IA para moléculas pequeñas. Añadió que Merck ha publicado datos sobre ambos modelos.
“Así que no los estamos limitando a un único área terapéutica”, afirmó. “Pero vamos a comenzar con un conjunto de identificaciones de dianas en las que trabajan nuestros expertos en la materia y demostrar su eficacia…”.
En el campo de la IA agencial, Merck está explorando varias áreas donde podría implementarse. Una implica las comunicaciones con los profesionales sanitarios sobre el acceso al mercado de los fármacos. Esto correspondería al lado comercial del negocio. Otra área sería potenciar la productividad y eficiencia en ingeniería y manufactura. Finalmente, las IA agenciales podrían usarse en gemelos digitales. Esta tecnología permite a las farmacéuticas crear avatares digitales de personas reales que, quizás en un futuro lejano, reduzcan la necesidad de reclutar pacientes reales en los ensayos clínicos.
El reclutamiento es un problema, pero también lo es mantener el compromiso de los participantes a lo largo del tiempo. Aquí es donde Chhabra vislumbra una oportunidad para los gemelos digitales.
“Creo que con ello vemos una gran oportunidad con los gemelos digitales para mantener lo que yo llamo el aspecto conductual del paciente”, dijo Chhabra.
En otras palabras, tras el reclutamiento inicial, incluso si hay abandonos durante el ensayo, se habrá recogido información suficiente como para que la tecnología del gemelo digital pueda predecir cómo se habría comportado esa “persona” de haber completado el estudio.
El éxito de la IA, o del humano en ese nuevo y más complejo papel, dependerá en gran medida de la solidez de los datos de base.
“Los datos son realmente el combustible para tu IA”, afirmó Chhabra. “No puedo crear un modelo simple de UI usando ChatGPT. Ahora necesito acceder a datos robustos”.