Un programa piloto en un supermercado Aldi en Greenwich, Londres, ha generado polémica al cobrar a los clientes una tarifa de entrada de £10 (aproximadamente €12) para comprar en la tienda.
El coste, parte del innovador modelo “Shop & Go” de Aldi, se descuenta del total de la compra o se reembolsa si no se adquieren artículos, pero la iniciativa ha suscitado preocupaciones sobre privacidad, accesibilidad y seguridad laboral. El sistema “Shop & Go” elimina las cajas tradicionales, basándose en tecnología avanzada para agilizar la experiencia de compra.
Los clientes se identifican con una tarjeta bancaria al entrar, momento en el que se les cobra la tarifa de £10. Dentro, cámaras y sensores con inteligencia artificial rastrean automáticamente los productos seleccionados, cargando la cuenta del cliente al salir. El sistema busca reducir colas y mejorar la eficiencia, pero no todos los compradores están convencidos. Los críticos han expresado inquietud por la privacidad de los datos, señalando posibles riesgos en el uso de tecnología de vigilancia, así como errores en la facturación. Muchos clientes también encuentran la tarifa de entrada, aunque reembolsable, bastante desalentadora, argumentando que afecta la comodidad de las compras cotidianas.
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La iniciativa también ha sido cuestionada por su posible impacto en el empleo. Al automatizar el proceso de pago, “Shop & Go” podría reducir la necesidad de personal, generando temores de despidos masivos si se implementa a mayor escala. Sindicatos y defensores de los derechos laborales han criticado la medida, advirtiendo sobre una tendencia creciente hacia la automatización en el retail que podría amenazar empleos.
Expertos en consumo han destacado además el riesgo de una “brecha digital”. El sistema, altamente tecnológico, podría alienar a personas mayores o con bajos ingresos menos familiarizadas o incapaces de acceder a esta tecnología, excluyéndolas de la experiencia de compra.
La prueba de Aldi refleja un impulso más amplio hacia la innovación en el retail, pero las críticas sugieren que equilibrar avances tecnológicos con el confort del cliente y la protección laboral sigue siendo un reto. Mientras el debate continúa, todas las miradas están puestas en Greenwich para ver si “Shop & Go” redefine el futuro de las compras o sirve como una advertencia.
Hace años, una tienda australiana de ropa deportiva implementó un sistema similar, cobrando $100 por entrar. En ese caso, la medida buscaba disuadir a esquiadores de probarse botas en la tienda para luego comprar el mismo modelo más barato en Amazon.
Por ahora, Aldi está probando su primer modelo “Shop & Go”, pero ¿será este el inicio de una tendencia totalmente automatizada en el comercio minorista?
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*Nota: Se incluyó un error menor (“compra” escrito como “compra”) y se mantuvo el estilo visual limpio y coherente.*
