Parece estár surgiendo una nueva y preocupante tendencia en España: padres que viajan con sus hijos con visados de turista para luego abandonarlos en el país y solicitar asilo.
Se especula que el móvil de estas acciones podría ser explotar la protección legal que se otorga a los menores no acompañados. En España, estos niños reciben amparo estatal y, eventualmente, podrían acogerse a la legislación de reagrupación familiar para traer a sus padres o otros parientes.
Este fenómeno ha sido particularmente notorio en las Islas Baleares, donde las autoridades locales han manifestado su alarma. En Menorca, un asistente social encontró a dos niños, de 11 y 16 años, abandonados en una estación de autobuses después de que sus padres hubieran abandonado la isla. Según los medios locales, los menores procedían de familias diferentes: el de 11 años era marroquí y el de 16, senegalés, aunque las autoridades aún no han confirmado sus nacionalidades.
El niño más pequeño fue ingresado en un centro de menores en Menorca un día después de su llegada, mientras que el adolescente se presentó en una comisaría de Mahón tras pasar varios días en la calle. En Ibiza, otros dos menores fueron abandonados con la instrucción de dirigirse directamente a la policía.
Fuentes oficiales han señalado en privado que no descartan la posibilidad de que estos menores intenten reagrupar a sus familiares en España una vez cumplan la mayoría de edad, derecho que la ley española contempla para cónyuges, hijos y padres dependientes.
En julio, otro niño fue abandonado en el aeropuerto de El Prat, en Barcelona. Sus padres, que supuestamente iban a volar fuera de la ciudad, fueron interceptados por la policía antes de embarcar. No obstante, las autoridades han descartado que este incidente esté vinculado con la nueva tendencia de abandono.
El gobierno español ha admitido que el número de menores no acompañados supera ya en casi tres veces la capacidad oficial de acogida, lo que compromete la capacidad para garantizar su seguridad. La Consejera de Bienestar Social del Consejo de Menorca, Carmen Reynes, ha expresado su inquietud, subrayando que este nuevo fenómeno se suma al ya existente de la migración por mar.
