Tras una semana en la que los jugadores de Inglaterra se aclimatan en tiendas de campaña en Girona para replicar el calor que vivirán en el Mundial el próximo verano —mientras Escocia se preparará tumbándose en hamacas y pidiendo piñas coladas—, la lista de tareas de Pablo Ortells, director de fútbol del Real Mallorca, se complica cada día más durante la llamada pretemporada.
Actualmente estamos en mitad del primer periodo de fichajes, que cierra el martes (10 de junio). La ventana principal se abrirá el lunes 16 de junio hasta las 19:00 del lunes 1 de septiembre. Como cada verano, los rumores sobre salidas y llegadas abundan, algo de lo que escribiré en las próximas semanas. El miércoles, el primer en renovar por dos años fue Mateo Morey, de 25 años y natural de Petra.
Ortells debe reforzar el equipo, pero eso no se logrará sin vender jugadores antes. Los jugadores con contrato que se marchen deberán cobrar sus salarios pendientes (a menos que quieran irse), una carga enorme para el Real Mallorca, ya que indemnizarlos limita el presupuesto para fichar. El escenario ideal incluye traspasar a Van der Hayden, Larin, Samu Costa, Maffeo y uno de los dos porteros. Hay que recaudar lo suficiente para un extremo izquierdo y un segundo delantero. Un mediocreativo tampoco vendría mal.
Otro quebradero de cabeza es el envejecimiento del equipo en posiciones clave. La edad media del once que jugó contra el Rayo Vallecano hace dos semanas era de 30 años. Dani Rodríguez (36) era el mayor; Samu Costa (24), el menor. Como hay poca actualidad futbolística local este fin de semana, la sección “Fan’s View” se centra en el fútbol escocés, en concreto en el Arbroath, reciente campeón de la Scottish League One.
EL VIENTO DETIENE EL PARTIDO
En la ventosa costa este de Escocia, en el estadio Gayfield (cuyo nombre antes solo evocaba felicidad) y en la localidad de Arbroath (famosa por sus “smokies”), empieza mi historia. Se dice que el campo más frío de Inglaterra es el Boundary Park del Oldham, y en España, el José Zorrilla del Valladolid. Pero ambos palidecen ante el Gayfield Park, donde la brisa del Mar del Norte tiene más filo que un pastel de carne escocés. Es el estadio más cercano al mar del Reino Unido, donde el viento es un jugador más.
Hace muchísimo tiempo, fui a ver al Arbroath contra mi equipo, el Raith Rovers. Al comprar la entrada, el encargado me preguntó si quería “un delantero o un defensa” al darle un billete de 5 libras. Esa tarde, el viento arreciaba y recordé historias de peces arrastrados al campo y olas barriendo a un jugador en un córner. Al arrancar el partido, el viento se convirtió en vendaval. Una bandera de córner quedó horizontal. Las gaviotas volaban hacia atrás.
El balón era un globo: 20 hombres persiguiéndolo sin control. En el segundo tiempo, nuestro portero, Bobby Reid, intentaba sacar de puerta. Colocó el balón, retrocedió… y la pelota rodó 10 metros. Tras varios intentos, un empleado trajo un cubo de arena de la playa. Bobby hizo un montículo y la colocó encima. Su despeje se elevó, se detuvo en el aire… y empezó a caer hacia nuestra portería. ¡Tuvo que hacer una parada de escándalo de su propio saque! Tras 70 minutos de farsa, el árbitro dio por terminado el absurdo: partido suspendido. En 1993, el Arbroath perdió 1-9 contra el Celtic. Su entrenador, Danny McGrain, ex leyenda del Celtic, dijo: “Fue el octavo gol el que nos mató”.
PARA TERMINAR: ¿Qué hay en un nombre? (1) Si Yoko Ono se hubiera casado con Sonny Bono, sería Yoko Ono Bono; (2) Si Dolly Parton se hubiera casado con Salvador Dalí, sería Dolly Dalí; (3) Si Snoop Doggy Dogg se casara con Winnie the Pooh, sería Snoop Doggy Dogg Pooh; (4) Si Isla St Clair se casara con Jim White y luego con Brian Ferry, sería Isla White Ferry; (5) Si Koo Stark se casara con Benedict Cumberbatch, sería Koo Cumberbatch; (6) Si Carrie Fisher se casara con Phil Oakey, sería Carrie Oakey.