España lleva dos décadas siendo un referente europeo en materia de matrimonio entre personas del mismo sexo.
Ahora, el Tribunal Superior de la Unión Europea ha dictaminado que todos los estados miembros deben reconocer los matrimonios celebrados en el país – y en cualquier otro estado miembro.
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea decidió esta semana que un matrimonio entre personas del mismo sexo registrado legalmente en cualquier país de la UE debe ser reconocido en todo el bloque cuando una pareja se traslada o reside en él.
Los magistrados argumentaron que denegar dicho reconocimiento ‘vulnera’ la libre circulación y el derecho a la vida privada y familiar, ambos protegidos por la legislación comunitaria.
El fallo se produce a raíz de un caso presentado por dos ciudadanos polacos que contrajeron matrimonio en Berlín en 2018, pero a quienes se les denegó el reconocimiento cuando regresaron a Polonia.
El TJUE sentenció que Polonia debe reconocer el matrimonio para todos los efectos vinculados a los derechos de la UE, como la residencia, la fiscalidad, las herencias o la filiación.
La decisión no obliga a ningún estado miembro a instaurar el matrimonio igualitario en su legislación nacional.
No obstante, sí exije a todos los países que reconozcan los matrimonios registrados legalmente en cualquier otro lugar de la UE, incluso en aquellos casos en que sus constituciones nacionales definan el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer.
España legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo en julio de 2005, convirtiéndose así en el cuarto país del mundo en hacerlo – y el tercero en Europa, tras Bélgica y los Países Bajos.
Desde entonces, se han registrado más de 75.000 enlaces de este tipo, de los cuales cerca de 7.000 tuvieron lugar únicamente en 2023.
El país se ha consolidado como uno de los principales destinos europeos para parejas internacionales y expatriadas, muchas de las cuales eligen casarse en España precisamente porque sus países de origen aún restringen el reconocimiento legal.
Como era de esperar, el fallo ha suscitado críticas desde ciertos sectores, donde el entusiasmo por el matrimonio igualitario no es unánime.
El presidente polaco, Karol Nawrocki, lo ha tildado de lo que él denominó ‘el terror de los veredictos arcoíris’, advirtiendo que amenaza la definición constitucionalmente protegida del matrimonio.
Por su parte, el jefe adjunto de su gabinete, Adam Andruszkiewicz, calificó la sentencia de ‘intento de sortear’ la constitución polaca e imponer una ‘ingeniería social’, añadiendo: “Existe un riesgo significativo de que esto siente un peligroso precedente que busque imponer los matrimonios arcoíris a los polacos… lo que socavaría por completo a la familia”.
En la actualidad, existen cuatro países en Europa que carecen por completo de reconocimiento legal hacia las uniones del mismo sexo: Polonia, Bulgaria, Eslovaquia y Rumanía, mientras que otros siete – entre los que se incluye Hungría – solo permiten las uniones civiles.
Esta cuestión, quizá como ninguna otra, tiende a ejemplificar la brecha este-oeste que aún perdura en el seno de la Unión Europea.
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