PESHAWAR, Pakistán (AP) — Las fuerzas de seguridad pakistaníes, actuando sobre inteligencia, mataron a 30 militantes en multiples redadas contra escondites de los Talibanes pakistaníes en la región noroeste del país. Esto ocurrió después de que insurgentes emboscaran un convoy de seguridad esta semana, matando a 11 soldados, según informó el ejército el viernes.
Las redadas se llevaron a cabo en Orakzai, un distrito de la provincia de Khyber Pakhtunkhwa, donde un convoy militar fue atacado el miércoles, dijo el ejército en un comunicado. La emboscada “martyrizó” a 11 soldados, incluyendo dos oficiales superiores.
Según el comunicado, los 30 militantes fueron eliminados en las operaciones del miércoles y jueves y se les identificó como miembros de “Khawarij”, un término que el gobierno usa para los militantes que acusa de ser apoyados por la India, incluyendo aquellos asociados con el Tehrik-e-Taliban Pakistan, grupo prohibido.
“Estas operaciones exitosas han vengado el acto atroz y llevado a los principales responsables ante la justicia”, declaró el comunicado. Añadió que las operaciones continúan para localizar y eliminar cualquier otro “Khawarij patrocinado por India” en la zona, reafirmando que las fuerzas pakistaníes mantienen su determinación de erradicar el terrorismo del país.
Pakistán ha acusado durante mucho tiempo a Nueva Delhi de apoyar a separatistas en Balochistán y a los Talibanes pakistaníes, acusaciones que India niega. En un breve comunicado el miércoles, los Talibanes pakistaníes se atribuyeron la responsabilidad por la emboscada al convoy en Orakzai y otras áreas.
Este último desarrollo se produce un día después de que el ministro de Defensa pakistaní, Khawaja Mohammad Asif, informara al Parlamento que Pakistán no mostraría “ninguna lenidad” al responder a tales ataques. Dijo que el país atacaría “aquellos lugares desde donde los insurgentes atacan a nuestras fuerzas de seguridad”.
También instó al gobierno Talibán de Afganistán a impedir el uso de su territorio para ataques contra Pakistán. Pakistán ha experimentado un fuerte aumento de la violencia militante en los últimos años, muchos de ellos reclamados por el TTP. El grupo —separado pero aliado de los Talibanes afganos— se ha envalentonado desde la toma de Kabul por los Talibanes en 2021.
Se cree que muchos líderes y combatientes del TTP operan desde santuarios al otro lado de la frontera con Afganistán, lo que tensiona las relaciones entre Islamabad y Kabul.