La comida en la mayoría de los resorts todo incluido en la Riviera Maya suele ser tan aburrida que ya te olvidaste de tu plato favorito cuando llegas al aeropuerto para volver a casa.
Pero ya pasaron meses desde que me fui de Palmaïa—The House of AïA, un resort todo incluido en Playa del Carmen, y aún pienso en sus waffles. Verdes y azules por la espirulina y el matcha, cubiertos con puré de semillas de calabaza y frutas ácidas picadas finamente, eran nutritivos y deliciosos a la vez. Los comí en mi última mañana allí, mientras una iguana vigilaba las migajas y una llovizna me recordaba que mis días en la playa habían terminado. Ese desayuno fue un pequeño momento… pero capturó todo lo que hace diferente a este resort.
Los waffles de Palmaïa me conquistaron por completo.
Este no es un resort todo incluido común—y eso es lo mejor. Desde la comida hasta su filosofía, todo está diseñado para ser más consciente, nutritivo y conectado que en otros resorts de la zona. Es un destino de bienestar que puede ser tan espiritual o relajado como quieras. Y aunque tiene un ambiente natural y rodeado de jungla, no escatima en lujo.
Aquí está lo que hace a Palmaïa especial y por qué deberías considerarlo para tus próximas vacaciones.
Comida todo incluido, pero con cuidado
Llevaba años queriendo visitar Palmaïa desde que supe que era un resort vegano en México—algo raro en un destino donde siempre tengo que explicar mis restricciones alimentarias (y aún así a veces termino con pollo en mis enchiladas). Saber que podía comer todo sin preocuparme ya era razón suficiente para ir (aunque no la única).
Los tacos veganos de Palmaïa son legendarios.
Cuando fui, ya se definían como “plant-based” en vez de 100% veganos, reflejando la visión de su fundador, Alex Ferri. Su cocina sigue el enfoque del “bioma nutritivo”, evitando aceites procesados y usando ingredientes orgánicos.
La idea es que, al eliminar lo más dañino de la dieta moderna, queda comida nutritiva y diferente a lo de otros resorts. Todo es saludable pero sin perder sabor—o diversión. ¡Incluso hay un camión de tacos veganos en la playa! También hay un restaurante frente al mar, un lugar con inspiración asiática, un concepto mexicano gourmet, una cafetería con pasteles increíbles y servicio a la habitación 24/7.
Mis platos favoritos: pizza margarita con “queso” de anacardos, tacos de “carne asada” sin carne, enchiladas de hongos, nachos veganos y molletes (pan con frijoles y pico de gallo).
Era una comida saludable que no se sentía como un sacrificio. Hasta hoy, meses después, volvería solo por los waffles de matcha. Eso dice mucho de lo que puede lograr un resort que no trata la comida como algo secundario.
Diseño lujoso que no interrumpe el momento
En Palmaïa hay muchas piscinas.
La mayoría de los resorts todo incluido impresionan con vestíbulos gigantes y lujos exagerados. Nada mal, pero Palmaïa es diferente. Su diseño te relaja con texturas naturales, líneas minimalistas y espacios que parecen santuarios, no exhibiciones.
No faltan detalles llamativos: esculturas enormes, como un hongo psicodélico cerca de la playa y una cara femenina que representa a AïA, la musa espiritual del resort—creada por el artista Daniel Popper.
El bistró Plantissa es el espacio más moderno, con ventanales, muebles verdes y detalles dorados, perfecto para desayunos tranquilos.
Las suites son espaciosas, con madera, iluminación suave y bañeras enormes (¡las más grandes que he visto en un resort!). Si tienes suerte, puedes conseguir una suite con piscina privada.
Pero lo mejor es cómo el diseño se integra con la jungla: palapas en la playa, altares con velas derretidas y lámparas de mimbre. Es un lugar donde es fácil desconectar—y eso quizás sea el mayor lujo.
Restaurante Su Casa en Palmaïa
Bienestar a tu manera
En otros resorts, “bienestar” es una clase de yoga al amanecer o un masaje básico. Palmaïa tiene un enfoque más interesante.
Cada semana ofrecen más de 54 actividades, casi todas incluidas. Durante mi estancia, probé yoga, un taller de fragancias, dibujo en la playa y un baño de sonidos que casi me duerme. También pagué por una lectura espiritual y un tratamiento con mezcal en el spa—únicos en su tipo.
Lo mejor es que el bienestar no sigue un horario. Medité en un invernadero de bonsáis, nadé en un cenote, pedalié por la jungla y me relajé en una palapa frente al mar. Todo me ayudó a encontrar mi propio ritmo.
Y lo mejor: no hay presión. Puedes llenar tu agenda o pasar los días descalzo, haciendo solo lo que te llame. Es bienestar a tu manera—y esa libertad también cura.
Bañarse en un cenote de Palmaïa
Palmaïa no solo cumple con lo que debe ser un todo incluido… lo redefine para quienes buscan algo más que margaritas ilimitadas y lujos exagerados. Ve por los waffles de matcha, quédate por los cenotes y vete con nuevas expectativas de lo que un resort puede ser.