Imágenes aterradoras captan el momento en que una ola ‘gigante’ arrastra a decenas de turistas en Tenerife, dejando cuatro muertos y un desaparecido.
Se escucha a un espectador británico exclamar con voz entrecortada: ‘¡están entrando en pánico!’, mientras un muro de agua de tres metros impacta contra la piscina natural del Charco de Isla Cangrejo, en Los Gigantes.
El trágico suceso ocurrió el domingo cuando alrededor de veinte bañistas desafiaban una orden de cierre oficial para nadar en este popular punto de interés turístico.
Dos de los fallecidos han sido identificados como ciudadanos rumanos, mientras que un tercero era eslovaco. La policía continúa trabajando para identificar a la cuarta víctima.
Los servicios de emergencia, incluidos la Guardia Civil y un equipo de rescate en helicóptero, se desplazaron rápidamente al lugar, pero no pudieron salvar al grupo a tiempo.
El video muestra a decenas de turistas aferrándose a las rocas o intentando huir hacia un lugar seguro mientras una ola masiva irrumpe en la poza natural, transformando las aguas tranquilas en una peligrosa lavadora.
Los espectadores gritan mientras la resaca arrastra a los nadadores sobre las afiladas rocas volcánicas. Un testigo exclama: ‘Dios mío, otra persona ha caído’, bajo el implacable embate de las olas que azotan el pintoresco enclave.
El alcalde, Emilio Navarro, confirmó que la zona había sido acordonada dos días antes de la tragedia debido a una ‘prealerta costera’, con olas pronosticadas de hasta tres metros.
Carteles multilingües en español, inglés y alemán advertían del peligro, pero según los informes, los turistas los ignoraron e incluso derribaron las barreras para acceder al agua.
Este incidente se produce apenas un mes después de una tragedia similar en el mismo municipio, el 8 de noviembre, cuando tres personas murieron y quince resultaron heridas a causa de olas inusuales.
Los críticos han culpado a la ‘promoción en redes sociales’ por atraer a turistas a estos peligrosos puntos del Atlántico, donde el oleaje impredecible es mucho más letal que en el más calmado Mediterráneo.
Varios otros bañistas sufrieron contusiones y heridas al ser golpeados contra las rocas volcánicas durante el caos.