Si Tom Ripley viviera en Los Ángeles en 2018 y le gustara mucho el pop lo-fi de dormitorio, probablemente se parecería al personaje principal de Lurker. La primera película de Alex Russell, productor de The Bear y Beef, es un thriller elegantemente inquietante sobre el plan de un fan para acercarse a su ídolo musical. Traslada el “tema de dos hombres” de la autora Patricia Highsmith a un territorio más gris, donde el apego parasitario da paso a una codependencia que se convierte en una especie de amor retorcido.
El acechador del título es Matthew (Théodore Pellerin), un veinteañero solitario que vive con su abuela y trabaja por turnos en una tienda de ropa vintage para llegar a fin de mes. Tras un encuentro casual con su ídolo Oliver (Archie Madekwe de Saltburn) en la tienda, Matthew se infiltra en su entorno y se hace indispensable: primero como videógrafo, luego como confidente y finalmente como alguien con el poder de destruir la envidiable vida de Oliver. “Lo que me pareció relatable es que nadie te dice lo solitario que es ser cualquier versión de un artista”, dice Madekwe. “Oliver necesita a alguien fuera de su equipo pagado que le diga ‘Sí, me mola. Lo entiendo. Eres muy auténtico’. Lo necesita porque sabe que de alguna manera es un fraude”.
Estoy charlando con el director y los protagonistas de Lurker en un lujoso hotel de Nueva York en un día lleno de entrevistas y sesiones de fotos. Llevan la semana de promoción con un humor juguetón y un poco de relajo fraternal. Más temprano, grabaron un sketch para redes sociales con Pellerin sentado en el regazo de Madekwe, quien bromea diciendo que sería “mucho mejor” en el papel de Matthew.
De hecho, Madekwe audicionó primero para el papel de Matthew. Pero es difícil imaginar a alguien que pudiera interpretarlo como Pellerin, una merecida estrella del cine independiente tras sus actuaciones en Never Rarely Sometimes Always y Solo. En manos del actor québécois, es tanto un estafador con una vena coercitiva cruel como un chico caprichoso cuyo rostro se ilumina al bailar en la cocina con su abuela. Tras un ritual de iniciación extrañamente homoerótico –y un consejo de un miembro del equipo (Zack Fox) de que deje de actuar “como una groupie de gira”– Matthew asume el rol superflouo de videógrafo.
“Había algo entrañable en su torpeza y su necesidad desesperada de ser parte de algo”, dice Pellerin, bebiendo un latte de matcha. “Después de ser sometido a los juegos y humillaciones de Oliver y sus amigos, hay una decisión de ‘No voy a permitir que esto siga pasando, voy a mejorar mi juego'”. Añade que esa mentalidad le recordó a sus experiencias en la escuela en Montreal. “Me sentía así y lo intenté de niño, cuando pensaba ‘No quiero ser el rechazado nunca más’. Funcionaba por dos semanas, y luego no. Y era como, ‘¿Qué puedo hacer para tener amigos?'”
Antes de rodar, Russell llevó a Pellerin a algunas fiestas de famosos en LA, que extrañamente incluyeron la fiesta de cumpleaños de Paris Hilton. Pellerin grabó todo con una cámara de mano y a nadie le pareció raro. “Todo el mundo ya graba cosas con su teléfono”, dice Russell. “En cierto modo, alguien con una videocámara parece más genuino”.
El set de Lurker sonaba como una fiesta en sí misma, donde los amigos de Russell de la escena musical de LA pasaban a saludar al equipo. “Cada día él estaba viviendo el mejor día de su vida”, dice Madekwe. “Pero fue muy útil porque ese no es mi mundo para nada”. Además, permitió que Pellerin, que creció hablando francés y solo aprendió inglés a los 18, dominara la jerga local. “No es mi mundo en absoluto, así que en el set probaba a usarla” – cambia a la voz de un *stoner* de SoCal – “That’s crazy, bruh”.
Ambientada en la LA pre-Covid, Lurker está impregnada de las experiencias de primera mano de Russell, quien ha escrito para revistas musicales como Fader y Complex y también coescribió el cortometraje de Brockhampton *Billy Star*. La historia profesional de Russell probablemente tiene que ver con la visión mordaz de la fama que tiene la película. La música de Oliver suena como la de esas listas de “beats para estudiar”, y él parece ver a Matthew como una especie de *sensei* musical por su conocimiento de Nile Rodgers… el músico de funk más famoso de la historia. Tengo curiosidad por saber si Russell conoce casos reales del chantaje que depicts su película. Hay una larga pausa antes de que el director diga que sí. No dará nombres, pero dice que “ha oído que pasan este tipo de cosas”.
Archie Madekwe en Lurker. Fotografía: AP
Se ha hecho mucho arte mediocre sobre la obsesión con las redes sociales, un hecho que recuerdo hoy mientras espero al trío frente a un gran cuadro de una mujer haciéndose un selfie. Russell logra un balance tonal delicado entre la diversión pulp de los thrillers eróticos de los 90 –un género que el director dice que devoró después de escribir Lurker– y la complejidad del cine europeo de autor. Aun así, están dispuestos a disfrutar de los placeres de palomitas de la película, y mañana el trío volará a LA para una lectura en vivo de *Single White Female*, que Madekwe admite alegremente que no ha visto completa: “¡Empecé a verla en mi hotel, voy 40 minutos!”. Aunque la película de Russell activa los mismos centros de placer que sus predecesoras de los 90 –incluida la tensión sexual entre sus protagonistas–, respeta lo suficiente a su audiencia como para prescindir de los tópicos simplistas de héroes y villanos. Le digo a Russell que existe una versión de esta película que sería horriblemente cursi. “¡La peor!”, está de acuerdo.
“En cada paso, intentaba huir de eso lo más rápido que podía.”
Ese miedo no se disipó completamente hasta que Russell llegó al set y vió a sus dos protagonistas captar perfectamente el magnetismo complejo que los une. Después de grabar la escena en la que se conocen en la tienda vintage, Madekwe se acercó al fondo del set para hablar con Russell, y encontró al director emocionado mientras miraba las grabaciónes de los actores. “Yo le dije: ‘¿Qué tal estás?’”, recuerda Madekwe. “Y tú estabas llorando.”
“No estaba llorando,” se ríe Russell, “pero se me llenaron los ojos de lágrimas – lágrimas de alivio. En cuanto los vi a los dos en el monitor, supe que el tapiz de todo esto funcionaría.”
