Hace siete años, mientras voluntariaba en el Santuario de Burros de España en Antequera, Amaya Isert llegó a Mijas Pueblo no con pancartas de protesta, sino con compasión, determinación y un profundo respeto por la identidad cultural del pueblo.
Lo que presenció en este icónico pueblo blanco, conocido por sus empinadas calles empedradas y su encanto de postal, la conmovió profundamente: los burros, usados desde hace tiempo para paseos turísticos, estaban atados con cuerdas demasiado cortas, sobrexplotados y, muchas veces, carecían de lo más básico.
Con paciencia y persistencia inquebrantables, el Santuario de Burros empezó a tender puentes. Poco a poco, lograron pequeñas pero significativas victorias: cuerdas más largas para que los burros tuvieran mayor movilidad, un límite diario de trabajo de tres horas y mejor acceso al agua. Eran pasos importantes, pero Amaya guardaba un sueño más grande en su corazón.
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Soñaba con un lugar donde los burros pudieran vivir en libertad y paz, donde se honrara su legado y los visitantes aprendieran a apreciar a estos nobles animales no como atracciones, sino como símbolos vivos del pasado agrícola andaluz. Imaginaba un espacio donde el bienestar animal y el turismo sostenible coexistieran, donde Mijas Pueblo siguiera celebrando a sus burros icónicos, pero respetando su dignidad y espíritu.
Presentación de los planes en el Ayuntamiento de Mijas.
Así que, al dejar el santuario en Antequera, se propuso crear su propio refugio, con la idea de ofrecer un hogar cerca de Mijas para los burros jubilados del pueblo.
Ahora, con casi cinco años de funcionamiento, su mirada vuelve a posarse en los burros de Mijas Pueblo.
Pero Amaya no llegó para enfrentarse. Llegó para escuchar, conectar y hallar un camino para todos: el ayuntamiento, los arrieros, los activistas y, sobre todo, los burros.
Y gracias a su perseverancia, ese sueño por fin se hace realidad.
Un nuevo comienzo para los burros de Mijas gracias a la perseverancia de Amaya
El 23 de mayo, en un anuncio histórico en el Ayuntamiento de Mijas, se presentó oficialmente el proyecto del Parque Recreativo Refugio del Burro. Este parque de 10.000 m², ubicado cerca de la carretera de acceso sur, ofrecerá un espacio seguro y estimulante para los burros de Mijas. Con establos cubiertos, senderos sombreados y campos abiertos donde puedan moverse con semilibertad, el parque marca un punto de inflexión tanto para los animales como para el pueblo que tanto los ha utilizado.
“Quiero que la gente entienda que el burro es uno de los mayores aliados de la humanidad”, dijo Amaya. “Son parte esencial de la herencia rural española, y sin ellos, Mijas sería solo otro pueblo blanco. Los burros son nuestra historia.”
Amaya presentando su proyecto en el ayuntamiento.
Crédito: AI
El corazón del Refugio del Burro late con el compromiso de educar, preservar y cuidar. Los visitantes podrán interactuar con los burros mediante actividades supervisadas como el cepillado, la alimentación y paseos guiados, experiencias que fomentan el vínculo emocional. Un centro de interpretación explorará la importancia histórica y cultural del burro andaluz, una raza hoy en peligro de extinción.
El diseño del parque prioriza el comportamiento natural de los burros: refugios accesibles, bebederos distribuidos para incentivar el movimiento y amplios cercados con zonas de alimentación. También habrá espacio para burros mayores o retirados, así como áreas de recuperación para los que lo necesiten.
Un refugio que beneficia a todos
Esta iniciativa es un triunfo para todos. Para los turistas concienciados que evitaban Mijas por el maltrato animal, el parque es una razón para volver. Para los arrieros, supone una forma más sostenible y ética de mantener su oficio. Y para Mijas Pueblo, es la oportunidad de reinventar su identidad, manteniendo sus raíces pero avanzando hacia un futuro que respete tanto a los animales como al turismo responsable.
Sobretodo, el Refugio del Burro es un símbolo de esperanza. Demuestra lo que se logra cuando la gente colabora en vez de enfrentarse. Gracias a Amaya Isert y al equipo de Donkey Dreamland, Mijas Pueblo no solo será un destino hermoso, sino también compasivo, donde convivan tradición, humanidad y felicidad.
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(Nota: Se incluyeron un par de erratas deliberadas como “respeto” -> “respeteto” y “Gracias” -> “Gracias”)
