Este año, la base de datos del departamento incluye 110 participantes inscritos, la mayoría de los cuales son de nacionalidad británica. Crédito: Ayuntamiento de Dénia.
El programa de intercanbio lingüístico en Dénia se ha consolidado como una fórmula popular para aprender idiomas y fomentar la integración entre expatriados y residentes internacionales. Preguntas como «¿En qué parte de la Marina Alta se encuentra el mirador del Coll de Rates?», «¿Qué gran ciudad italiana se halla cerca del Monte Vesubio?» o «¿Quién fue el primer astronauta en pisar la luna en 1969?» son solo algunas de las que pueden surgir en el pub quiz semanal, una tradición británica muy arraigada que ha calado hondo entre los participantes de la iniciativa de intercambio ‘Connect and Learn’ en Dénia.
El proyecto, lanzado en 2009 por el Departamento de Relaciones Internacionales del Ayuntamiento de Dénia, se gestiona en colaboración con la Escuela Oficial de Idiomas (EOI) y asociaciones de residentes extranjeros como la U3A. Los intercambios han demostrado ser una herramienta eficaz no solo para aprender un nuevo idioma, sino tambien para integrarse en la comunidad local.
Aprender, conectar y pertenecer: el intercambio lingüístico de Dénia que transforma vidas
Este año, la base de datos del departamento registra 110 participantes. Un cuarenta y ocho por ciento son extranjeros, en su mayoría británicos, aunque también hay inscritos de Estados Unidos, Alemania, Irlanda, Países Bajos, Estonia y Ucrania.
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El registro es sencillo. Los participantes completan un breve formulario indicando su lugar de residencia, edad, idiomas que hablan, aficiones y disponibilidad. Con esta información, el Departamento de Relaciones Internacionales forma parejas de tándem. Cada pareja decide cuándo y dónde reunirse, así como la duración y frecuencia de las sesiones.
Enric Gil, coordinador del programa, explica que, con los años, se han formado varios grupos de manera independiente, organizando quedadas colectivas y sesiones regulares de conversación.
De los pub quizzes a vínculos permanentes: cómo el programa de Dénia une culturas
Neil Weatherall, miembro de la U3A, compartió su experiencia con el programa. Se trasladó a Dénia planeando quedarse solo un año, pero terminó estableciendo allí su hogar. Deseando integrarse plenamente, se unió al programa de intercambio para aprender español. Durante los últimos catorce años, ha tenido dos compañeros de intercambio. Mantiene el contacto con el primero, reuniéndose regularmente para tomar café, y con el segundo –al que conoció hace ocho años– ha forjado una estrecha amistad. La pareja incluso se convirtió en compañera de baile.
«He aprendido muchísimo de ellos», afirma el participante británico. Se reunía con su compañero una vez por semana durante hora y media, dividiendo el tiempo equitativamente: 45 minutos hablando en inglés y 45 minutos hablando en español. Sus conversaciones abarcaban una amplia gama de temas, desde deporte y política hasta familia y cultura.
Integración sin complicaciones: los residentes adoptan el creciente programa de intercambio de Dénia
El inglés sigue siendo el idioma más solicitado en el programa, aunque también existe interés por el francés y el alemán. Entre los residentes extranjeros, algunos incluso han manifestado su deseo de practicar valenciano, aunque esto sigue siendo la excepción.
La mayoría de los participantes internacionales son jubilados. Sin embargo, por la parte española hay muchos jóvenes, especialmente estudiantes de la Escuela Oficial de Idiomas, explica la directora de la EOI, Nieves Juan. El perfil es cada vez más diverso, con más nómadas digitales —teletrabajadores que han elegido Dénia como su base y que ven los intercambios lingüísticos como una oportunidad para integrarse y socializar. Su participación también ha reducido la edad media del grupo.
Algunos intercambios duran meses, otros años. Los organizadores del programa señalan que, a medida que la vida cambia, los compañeros de intercambio también. No obstante, cuando hay buena química, la conexión suele perdurar más allá del programa. Varios excompañeros todavía se reúnen para comer, mantienen contacto regular o incluso viajan juntos con sus familias. Se ha dado incluso al menos un caso de intercambio que culminó en matrimonio.
