Nueva Zelanda implementará tarifas para turistas extranjeros en cuatro de sus atracciones naturales más icónicas

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Nueva Zelanda planea implementar tarifas de entrada para turistas extranjeros en cuatro de sus atracciones naturales más famosas.

La medida busca recaudar fondos para proyectos de conservación, a la vez que genera más oportunidades laborales.

"Los turistas aportan enormemente a nuestras finanzas, y nadie quiere que eso cambie", declaró el ministro de Conservación, Tama Potaka. "Pero he escuchado muchas veces a amigos del extranjero expresar su sorpresa al poder visitar algunos de los lugares más espectaculares del mundo sin pagar nada".

Las tarifas turísticas generarán 32 millones de euros para mejorar sitios naturales

Según la propuesta, los visitantes internacionales deberán pagar entre NZ$20 (€10) y NZ$40 (€20) para acceder a ciertos parajes naturales.

La iniciativa, anunciada por el primer ministro Christopher Luxon junto a Potaka, forma parte de un plan económico más amplio para fomentar el empleo y subir salarios.

Los primeros sitios en aplicar tarifas serán Cathedral Cove/Te Whanganui-A-Hei, Tongariro Crossing, Milford Sound y Aoraki Mount Cook.

En estas atracciones, los turistas internacionales suponen el 80% del total de visitantes.

"Está claro que, en estos lugares únicos, los visitantes extranjeros deben hacer una contribución adicional", afirmó Potaka. "Para el Departamento de Conservación, esto significaría hasta NZ$62 millones (€32 millones) anuales, reinvertidos directamente en estas áreas para seguir sustentando gran parte de nuestro turismo".

Las autoridades confirmaron que el acceso seguirá siendo gratuito para los neozelandeses.

"Es nuestro legado colectivo, y los kiwis no deberían pagar por disfrutarlo", señaló Luxon. "Si queremos realmente apoyar a los neozelandeses, crear empleos y subir salarios, no podemos darnos el lujo de rechazar cada oportunidad que surja".

Se espera que las tarifas entren en vigor en 2027.

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"El debilidad más grave de la ley de conservación en decenios"

Potaka añadió que el plan aprovecha el potencial desaprovechado del turismo en tierras de conservación (áreas protegidas que cubren un tercio del país) debido a "normas obsoletas".

Los cambios forman parte de una reforma a la ley de conservación, que permitirá la venta o intercambio de estas tierras y facilitará actividades comerciales sin permisos.

"Muchos neozelandeses ya gestionan negocios excepcionales en tierras de conservación: desde excursiones guiadas y estaciones de esquí hasta rodajes, pastoreo o incluso conciertos", explicó Luxon. "Pero para todo eso se necesita una concesión, y el sistema actual es un desastre: tarda años en tramitarse y frena el crecimiento empresarial".

Sin embargo, críticos advierten que relajar las regulaciones podría dañar el ecosistema y biodiversidad de estas zonas.

La coportavoz del Partido Verde, Chlöe Swarbrick, acusó a Luxon de anteponer ganancias a la protección ambiental: "Esto demuestra para quién trabaja: no para la gente común, las futuras generaciones ni un medioambiente sano", dijo a The Guardian.

Nicola Toki, directora de la organización conservacionista Forest & Bird, alertó que las reformas abren la puerta a "propuestas cortoplacistas que comercializarían estas áreas".

"Esto no es política, es una subasta de los lugares que nos definen. No podemos permitir que tres años de decisiones acaben con tres mil millones de años de evolución natural", afirmó. "Estas reformas son el retroceso más grave a la ley de conservación en una generación".

(Etiquetas para traducir: Biodiversidad, Turismo sostenible, Turistas, Conservación, Nueva Zelanda, Tarifas)