"No creo que mi mente haya vivido eso": cinco jóvenes comparten su experiencia con los smartphones durante la adolescencia

El debate y la ansiedad sobre la comunicación adolescente y preadolescente a través de teléfonos inteligentes y redes sociales está en su punto álgido. Un estudio ha comparado los smartphones con un “parásito en nuestros cerebros”, mientras otro sugiere que el uso moderado no tiene impacto negativo en jóvenes. En EE.UU., más de 100 mil padres se han unido a una iniciativa para retrasar smartphones hasta al menos octavo grado, y en Australia prohibirán redes sociales a menores de 16 años desde diciembre. Pese a esto, la OCDE reportó en mayo que 70% de niños de 10 años y 98% de jóvenes de 15 poseen smartphones con internet.

¿Realmente es prudente darles tanto poder a los adolescentes?

“No me habría dejado instalar TikTok”

Sienna Seychell, 21, Melbourne

Obtuve mi primer smartphone a los 11, pero a los 6 ya usaba un iPod Touch. Mi hermano instaló Kik (¡preocupante en retrospectiva!) para escribir con amigos. Algunos cayeron en chats con desconocidos inapropiados. En 5° o 6° grado convencí a mamá de darme Snapchat e Instagram. Acercó a mis amigos, pero también normalizó trastornos alimenticios. Hoy sufro ansiedad y TOC; el teléfono exacerba mi incapacidad para enfocarme. Si volviera atrás, evitaría TikTok: arruinó mi capacidad de atención.

“Sentía que todos nos juzgábamos”

Ella Jackson, 21, NSW Regional

A los 12, con mi iPhone 5, Instagram me dio pertenencia en Penrose (pueblo emo). Pero compararme con influencers de 30 años dañó mi autoestima. En secundaria, creí que solo valía la pena lo “instagrameable”. El teléfono arruinó mi concentración al estudiar. Solo mejoró al obtener licencia de conducir y salir del aislamiento rural.

“No tuve smartphone hasta los 20”

Pearl Cardis, 24, Sydney

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Mi Nokia ladrillo era ‘cool’ por ser indestructible, pero limitó mi independencia. Sin maps ni mensajes, sufrí aislamiento. Aunque escapé de obsesiones corporales, la falta de conectividad fue dura. Ahora uso TikTok sin moderación: como un niño probando azúcar por primera vez.

“Me despertaba y lo primero era el teléfono”

Reinhard Holl, 24, Adelaida

Mi iPhone en secundaria empezó como herramienta social, pero derivó en ansiedad por ‘parecer perfecto’. Arruinó mi sueño y concentración. Hoy tengo límites más sanos, pero aprendí a golpes.

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2. “NSW Regional” (debió ser “Nueva Gales del Sur”)