Alice Cuddy
Reportera senior internacional, en Lisboa
Mira: La corresponsal de la BBC, Alison Roberts, en la escena del accidente del funicular en Lisboa
Hay un sentimiento palpable de shock en los rostros de las personas que miran los restos del accidente del funicular en la capital portuguesa, donde murieron 16 personas, pero un niño alemán de tres años estuvo entre los sobrevivientes.
Él fue rescatado del vagón, y su madre estuvo entre las más de 20 personas que resultaron heridas.
Entre los fallecidos hay ciudadanos de Portugal, Corea del Sur, Suiza, Canadá, Francia, Reino Unido, Ucrania y Estados Unidos, según la policía. Un ciudadano alemán que se había reportado como muerto en el incidente, fue encontrado luego con vida en el hospital, confirmaron las autoridades.
Todavía no está claro qué causó el accidente. La operadora de transporte público de la capital, Carris, dijo que todos los funiculares serán inspeccionados y que ha iniciado una investigación independiente.
La élite política de Portugal acudió a la Iglesia de Santo Domingo el jueves por la noche para un servicio en honor a las víctimas.
Fuera de la iglesia, la gente pedía una investigación exhaustiva sobre lo ocurrido. "Necesitamos que la gente sepa que está segura aquí", dijo una mujer, mientras otros asentían.
‘Nunca volveré a tomar el funicular’: Testigo en el momento del accidente
Una residente local dijo a la BBC que todavía estaba "procesando" lo sucedido mientras caminaba por el lugar del accidente, donde yacían los restos del funicular que se había descarrilado y chocado con un edificio.
"Es muy, muy triste", dijo.
Otras personas se reunieron y tomaron fotos de los restos, o se quedaron en silencio mirando. Dos turistas de Singapur dijeron que tenían planeado viajar en el funicular el miércoles, pero cambiaron sus planes a último minuto.
"Da miedo… Quién sabe, tal vez hubieramos estado en este", dijo uno. "Cambia tu perspectiva de la vida. Simplemente no esperas que algo así pase".
‘La gente comenzó a saltar por las ventanas’
La guía turística Mariana Figueiredo estuvo entre los presentes en la escena del accidente el miércoles por la tarde. Dijo que había quedado traumatizada por lo que presenció.
La Sra. Figueiredo dijo que escuchó un gran choque y corrió al lugar, cerca de donde estaba estacionado su TukTuk.
"En cinco segundos estuve allí", dijo. "La gente comenzó a saltar por las ventanas dentro del funicular al pie de la colina. Luego vi otro (más arriba) que ya estaba destrozado.
"Empecé a subir la colina para ayudar a la gente, pero cuando llegué, lo único que podía escuchar era el silencio".
La Sra. Figueiredo dijo que cuando ella y otras personas comenzaron a quitar el techo del funicular, vieron cadáveres adentro.
Dijo que vio cómo rescataban a niños e intentó ayudar a personas con huesos rotos y calmar a los angustiados.
"Mucha gente lloraba a mi alrededor. Estaban muy asustados. Yo intentaba calmarlos".
Un hombre, que estaba en otro funicular al pie de la colina en el momento del accidente, dijo a los periodistas que pensó que iba a morir.
"No importa cuántos años más viva, nunca volveré a tomar el funicular", dijo.
La policía no ha confirmado oficialmente los nombres de los fallecidos o heridos, pero dijo en una conferencia de prensa el jueves que creían que dos canadienses y un ciudadano ucraniano estaban entre los muertos.
Esto siguió a una actualización anterior en la que la policía dijo que creían que cinco portugueses, dos surcoreanos y un suizo habían sido identificados.
En un comunicado emitido el viernes, la policía dijo que un ciudadano francés, una persona de Estados Unidos y tres ciudadanos británicos también estaban entre los fallecidos.
Añadieron que un ciudadano alemán que se había reportado como muerto el jueves recibía tratamiento en el Hospital São José.
El sindicato de transporte portugués dijo que el guardafrenos del funicular, André Jorge Gonçalves Marques, estaba entre los fallecidos.
La organización benéfica Santa Casa da Misericórdia, cuyos empleados usaban el funicular para ir a trabajar, confirmó que cuatro de sus trabajadores murieron en el accidente.
Un empleado, Valdemar Bastos, dijo a la BBC que el personal de la organización, ubicada en la cima de una colina empinada, solía usar el funicular junto con turistas y personas mayores.
"Siempre me he sentido seguro", dijo. "Nunca pensé que esto podría pasar".
El jueves, el jefe de la operadora de transporte público de Lisboa, Carris, dijo que todos los funiculares de la ciudad permanecerían cerrados hasta que se realizaran las inspecciones técnicas.
Pedro Gonçalo de Brito Aleixo Bogas dijo a los periodistas que la línea Gloria reabriría en el futuro con un nuevo vagón.
Dijo que la empresa había aumentado su gasto en el mantenimiento de los funiculares, que habían funcionado correctamente desde 2007, pero agregó que el costo de mantenimiento se había más que duplicado en los últimos 10 años.
Los resultados de la investigación se darán a conocer pronto, dijo el Dr. De Brito Bogas, pero se negó a decir cuándo ocurriría esto. Imágenes compartidas en redes sociales mostraban el funicular amarillo todo aplastado y volteado en la calle adoquinada, con personas huyendo de la zona mientras el humo llenaba el aire.
Varios pasajeros quedaron atrapados en los escombros y tuvieron que ser rescatados por los servicios de emergencia, según dijeron las autoridades locales.
Inicialmente, los oficiales en Lisboa habían reportado un saldo de 17 víctimas mortales. Sin embargo, esa cifra se revisó posteriormente a 16 después de que descubrieron que una persona que falleció en el hospital había sido contada dos veces.
Un funicular es un tipo de sistema ferroviario que permite viajar subiendo y bajando pendientes pronunciadas, y en Lisboa son un medio crucial para navegar por sus empinadas calles empedradas.
Los ferrocarriles funiculares de la ciudad – Glória, Lavra, Bica y Graça – son una atracción turística popular, ya que sus brillantes vagones amarillos serpentean por calles a menudo estrechas y llenas de colinas.
El de Glória fue inaugurado en 1885 y electrificado tres décadas después.
Recorre unos 275 metros (900 pies) desde Restauradores, una plaza céntrica, hasta las pintorescas calles del Bairro Alto. El viaje dura solo tres minutos.
Los dos vagones de la línea Glória están unidos a extremos opuestos de un cable de arrastre, que es tirado por motores eléctricos. Mientras un vagón baja, su peso eleva al otro, permitiendo que asciendan y desciendan simultáneamente, reduciendo la energía necesaria para transportarlos.
El segundo vagón, que quedó intacto, se podía ver a solo metros de los restos del accidente al pie de la colina.