Kelly Ngand
BBC Burmese, Mandalay
La junta militar de Myanmar está realizando unas elecciones por fases durante el próximo mes.
Myanmar está votando en unos comicios ampliamente considerados como fraudulentos, con los principales partidos políticos disueltos, muchos de sus líderes encarcelados y se espera que hasta la mitad del país no participe debido a la guerra civil en curso.
El gobierno militar lleva a cabo este proceso electoral casi cinco años después de tomar el poder en un golpe de estado, que desencadenó una amplia oposición y derivó en un conflicto civil.
Observadores señalan que la junta, con el apoyo de China, busca legitimar y consolidar su poder mientras intenta encontrar una salida al devastador estancamiento.
Más de 200 personas han sido acusadas por alterar o oponerse a los comicios bajo una nueva ley que conlleva castigos severos, incluida la pena de muerte.
La votación comenzó el domingo y hubo informes de explosiones y ataques aéreos en múltiples regiones del país mientras se desarrollaba.
El ministro principal de la región de Mandalay confirmó a la BBC que tres personas fueron llevadas al hospital tras un ataque con cohetes contra una casa deshabitada en las primeras horas del domingo. Una de ellas se encuentra en estado grave.
Por otra parte, más de diez casas resultaron dañadas en el municipio de Myawaddy, cerca de la frontera con Tailandia, tras una serie de explosiones el sábado por la noche.
Un residente local dijo a la BBC que un niño murió en el ataque y tres personas fueron trasladadas de urgencia al hospital.
Han surgido más informes de víctimas tras otras explosiones.
Algunos votantes han dicho a la BBC que estas elecciones se sienten más "disciplinadas y sistemáticas" que las anteriores.
"La experiencia de votar ha cambiado mucho", dijo Ma Su ZarChi, quien vive en la región de Mandalay. "Antes de votar, tenía miedo. Ahora que he votado, me siento aliviada. Emiti mi voto como alguien que ha hecho lo mejor por su país."
Ei Pyay Phyo Maung, de 22 años y votante por primera vez, dijo a la BBC que votaba porque cree que es "la responsabilidad de cada ciudadano".
"Mi esperanza es para las clases bajas; actualmente los precios de los productos se disparan y quiero apoyar a alguien que pueda bajarlos para los que más sufren", comentó. "Quiero un presidente que provea por igual a todas las personas."
La junta birmana ha rechazado las críticas a los comicios, sosteniendo que su objetivo es "retornar [al país] a un sistema democrático multipartidista".
Después de votar en un centro electoral altamente fortificado en la capital, el jefe de la junta, Min Aung Hlaing, dijo a la BBC que las elecciones serían libres y justas.
"Soy el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, un funcionario público. No puedo simplemente decir que quiero ser presidente", afirmó, subrayando que la elección tiene tres fases.
A principios de esta semana, advirtió que quienes se nieguen a votar están rechazando "el progreso hacia la democracia".
Win Kyaw Thu / BBC
El jefe de la junta, Min Aung Hlaing, votó en la capital, Nay Pyi Taw.
El director de cine Mike Tee, el actor Kyaw Win Htut y el comediante Ohn Daing estuvieron entre las figuras prominentes condenadas bajo la ley contra la alteración de los comicios, promulgada en julio.
A cada uno se le impuso una pena de siete años de prisión tras criticar una película que promovía las elecciones, según informaron los medios estatales.
"No existen condiciones para el ejercicio de los derechos de libertad de expresión, asociación o reunión pacífica", declaró el máximo responsable de derechos humanos de la ONU, Volker Türk.
Los civiles "están siendo coaccionados desde todos los lados", dijo Türk en un comunicado el martes, señalando que los grupos rebeldes armados también han emitido sus propias amenazas pidiendo a la gente que boicotee las votaciones.
El ejército ha estado luchando en varios frentes, contra grupos de resistencia armada que se oponen al golpe, así como contra ejércitos étnicos con sus propias milicias. Perdió el control de grandes partes del país en una serie de reveses importantes, pero recuperó territorio este año tras implacables ataques aéreos posibilitados por el apoyo de China y Rusia.
La guerra civil ha matado a miles de personas, desplazado a millones más, destruido la economía y creado un vacío humanitario. Un devastador terremoto en marzo y los recortes en la financiación internacional han empeorado mucho la situación.
Todo esto, sumado al hecho de que amplias zonas del país aún están bajo control opositor, presenta un enorme desafío logístico para celebrar unas elecciones.
La votación se llevará a cabo en tres fases durante el próximo mes en 265 de los 330 municipios del país, considerándose el resto demasiado inestables. Se esperan los resultados para finales de enero.
No se prevé que haya votación en hasta la mitad del país. Incluso en los municipios que sí votan, no todas las circunscripciones irán a las urnas, lo que dificulta pronosticar la posible participación.
Seis partidos, incluido el Partido de la Unión, Solidaridad y Desarrollo respaldado por los militares, presentan candidatos a nivel nacional, mientras que otros 51 partidos y candidatos independientes solo competirán a nivel estatal o regional.
Unos 40 partidos, incluida la Liga Nacional para la Democracia de Aung San Suu Kyi, que obtuvo victorias aplastantes en 2015 y 2020, han sido prohibidos. Suu Kyi y muchos de los líderes clave del partido están encarcelados bajo cargos ampliamente condenados como políticamente motivados, mientras que otros están en el exilio.
"Al dividir el voto en fases, las autoridades pueden ajustar sus tácticas si los resultados de la primera fase no les son favorables", dijo Htin Kyaw Aye, portavoz del grupo de observación electoral Spring Sprouts, a la agencia de noticias Myanmar Now.
Ral Uk Thang, un residente del estado occidental de Chin, cree que los civiles "no quieren las elecciones".
"Los militares no saben gobernar nuestro país. Solo trabajan para el beneficio de sus líderes de alto rango." Durante el gobierno del partido de Daw Aung San Suu Kyi, vivimos un poco de democracia. Pero ahora solo nos queda llorar y derramar lagrimas —declaró la octogenaria a la BBC.
Los gobiernos occidentales, como el Reino Unido y el Parlamento Europeo, consideran que las elecciones fueron un fraude. Mientras tanto, la ASEAN, el bloque regional, pide un diálogo político antes de cualquier comicio.
