Multa por comprar a vendedores ambulantes en Palma

La Catedral de Mallorca, la Seu, es la puerta de entrada para miles de cruceristas y turistas que visitan la capital mallorquina durante gran parte del año, pero especialmente en estas fechas. Una imagen que se ha vuelto habitual en la zona, y en otros lugares emblemáticos del centro de Palma, como la Plaça Major, es la presencia de vendedores ambulantes.

Sin embargo, la escena de un enorme mercadillo a los pies de la catedral, más allá de Dalt Murada, donde la fila de puestos parece interminable, se extiende hasta las escalinatas que llevan a la Seu, donde cada escalón es aprovechado por la “top manta” y los vendedores callejeros, casi todos originarios del África subsahariana.

Si S’Hort del Rei ha sido tomado por ellos, las escaleras de la Catedral se han convertido en otro punto codiciado. Los turistas entran y salen, y les ofrecen de todo: gorras, sombreros, bolsos, abanicos pal sofocar el calor, además de agua y bebidas frías, sin olvidar otros recuerdos como imanes y camisetas. Incluso existe la opción de hacerse trenzas en el pelo.

El paisaje de una zona de gran valor patrimonial, cultural e histórico en Palma, también cercana al Palacio de la Almudaina, ha sido invadido por este mercadillo descontrolado que crece a la vista de ciudadanos y turistas, clientes potenciales para estos vendedores que sobreviven aprovechando la inercia del primer espacio que encuentran los cruceristas al bajar del autobús en el Moll Vell.

No obstante, se advierte a los turistas británicos que podrían enfrentar multas de 750 euros (unos 630 libras) por comprar cualquier artículo, incluyendo comida y bebida, a vendedores ambulantes. Palma ha implementado nuevas leyes que podrían resultar en multas e incluso arrestos para los turistas británicos por diversas infracciones este verano.

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