Según el modelo estadístico MACE de Mortalidad Atribuible al Calor en España, el calor fue un factor en la muerte de 48 personas en Baleares entre el 1 de enero y el 21 de junio. Estas muertes ocurrieron cuando, salvo algunos días de este mes, el calor fue moderado; la temperatura más alta registrada en junio alcanzó los 39,2°C.
Un equipo de científicos de la Universidad de Valencia desarrolló el modelo MACE y su página web. Utilizan datos oficiales del Sistema de Monitorización Diaria de Mortalidad (MOMO) y de temperaturas registradas por la AEMET. Para 2024, el modelo atribuye 236 muertes al calor, aunque los meses más calurosos aún están por venir.
Uno de los investigadores, Dominic Royé, advierte que habrá un aumento progresivo de muertes debido a las altas temperaturas: "Según un estudio reciente, Palma sufrirá un evento de calor extremo cada 6 años si la temperatura sube 1,5°C. Si llega a 2°C, la mortalidad atribuible sería del 9%, frente al 4% en el año 2000."
Según sus análisis, el 2022 registró el mayor número de muertes por calor (339). Las 236 de 2024 son relativamente bajas en comparación; en 2023 hubo 277. Royé destaca que, aunque este verano no ha sido tan caluroso como otros anteriores, las temperaturas en Baleares siguieron por encima de lo normal.
Oficialmente, solo el golpe de calor se reconoce como causa de muerte por altas temperaturas. La mayoría de los fallecimientos no se certifican como tales, ya que es prácticamente imposible para un médico determinarlo. El sistema MOMO estima estas cifras basándose en el exceso de mortalidad.
"Con MACE, aplicamos un modelo estadístico de vanguardia usado en estudios de salud ambiental." Se consideran factores como enfermedades previas, viviendas sin aire acondicionado, exposición prolongada al calor, entre otros. Royé enfatiza: "La adaptación al calor ha sido clave para reducir la mortalidad en España, pero sigue siendo insuficiente, sobre todo porque una de cada cuatro muertes se vincula al envejecimiento poblacional."
El profesor de Salud Pública Joan Carles March detalla las causas de estas muertes: deshidratación severa, fallo renal, daño cerebral por hipertermia, paro cardíaco o trombosis. "La alarma salta al superar los 40°C: se alteran procesos fisiológicos, hay inflamación y una liberación de enzimas que afecta a órganos vitales. Los primeros síntomas—dolor de cabeza, confusión, mareos—pueden derivar en pérdida de conciencia, convulsiones o fallo cardíaco."
Los grupos más vulnerables son:
- Adultos mayores, especialmente quienes viven solos o con enfermedades crónicas.
- Trabajadores al aire libre.
- Bebés y niños pequeños.
- Personas con problemas cardíacos, renales o respiratorios.
- Quienes no tienen acceso a sombra, agua o ventilación adecuada (personas sin hogar, viviendas precarias).
- Quienes toman medicamentos como diuréticos.
March también menciona riesgos para trabajadores externos. Al respecto, el sindicato CCOO denunciará a AENA por modificar el protocolo de calor para empleados de tierra en el Aeropuerto de Palma. Enrique Spera, responsable de salud laboral, explica: "Antes se activaba a 35°C, pero este año lo subieron a 39°C sin justificación."
El miércoles, el sur de Mallorca estuvo en alerta amarilla por calor (de 12:00 a 19:00). En el aeropuerto, la máxima fue de 38,2°C—por debajo del umbral de alerta, pero muy por encima de los 35°C anteriores.
En Palma, la agencia municipal EMAYA tiene pautas para altas temperaturas, como pausas de 10 minutos cada hora, pero los trabajadores denuncian falta de agua (deben llevarla de casa) y vehículos con aire acondicionado defectuoso.
Los sindicatos CCOO y UGT incluyeron el estrés térmico en la negociación del convenio colectivo de hostelería, exigiendo más descansos para camareros y cocineros.
La temperatura máxima en Mallorca el miércoles fue de 38,9°C en Pollensa.