Muere a los 98 años el maestro del ballet ruso Yuri Grigorovich

Las producciones de Yuri Grigorovich de Ivan el Terrible y Romeo y Julieta redefinieron el ballet soviético. El aclamado coreógrafo de ballet ruso, Yuri Grigorovich, ha fallecido a los 98 años. Descrito como uno de los mejores coreógrafos del siglo XX, fue director artístico del Ballet Bolshoi desde 1964 hasta 1995, del cual se dice que lideró con mano de hierro. Las producciones de Grigorovich de La Flor de Piedra, Ivan el Terrible y Romeo y Julieta redefinieron el ballet soviético. Elogiado por revitalizar la danza masculina, creó partes para hombres que exigían una fuerza y destreza excepcionales. Nacido en 1927, una década después de la Revolución Bolchevique, su trabajo estaba impregnado de las tradiciones del ballet clásico. Su tío, Georgy Rozai, había estudiado bajo el legendario Vaslav Nijinsky y el joven Grigorovich pasó a bailar como solista en el Ballet Kirov de Leningrado antes de dedicarse a la coreografía. Su salida del Bolshoi en 1995, en medio de disputas por los contratos de los intérpretes, llevó a la primera huelga de bailarines en el teatro en sus 200 años de historia. Durante una actuación programada, un bailarín salió a informar al público que el espectáculo se cancelaba, dejando un silencio atónito. La Flor de Piedra fue considerada su obra más famosa, acompañada por escenarios de una serie de cuentos populares compuestos por Sergei Prokofiev. Tras el colapso de la Unión Soviética, el Bolshoi enfrentó inestabilidad. Grigorovich se mudó a Krasnodar para fundar una nueva compañía de ballet. Regresó al Bolshoi en 2008 como coreógrafo y maestro de ballet. Grigorovich recibió los máximos honores soviéticos y rusos, incluyendo los títulos de Artista del Pueblo de la URSS y Héroe del Trabajo Socialista. Su esposa, la renombrada bailarina Natalia Bessmertnova, falleció en 2008. Su muerte coincidió con la de uno de sus colaboradores más celebrados, el bailarín Yuri Vladimirov, de 83 años. Valery Gergiev, jefe de los teatros Bolshoi y Mariinsky, dijo al periódico Izvestia que Grigorovich era “una figura legendaria que seguirá siendo respetada y admirada durante décadas”.

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