Tres cadáveres hallados en menos de veinticuatro horas en Málaga
La policía califica de “sin precedentes” esta secuencia de fallecimientos sin explicación aparente.
El primero fue descubierto el domingo por la tarde: un hombre, con signos de haber sido golpeado, fue hallado abandonado en una carretera de montaña cerca de Alpandeire, en la Serranía de Ronda.
El segundo, un joven, fue arrojado por presuntos narcotraficantes en el pantalán de combustible del puerto de Puerto Banús alrededor del mediodía del lunes.
Y el tercero, el cuerpo de una mujer, apareció flotando esa misma tarde en la playa de Mezquitilla, en Algarrobo, en el este de la Costa del Sol.
La macabra sucesión comenzó cuando unos conductores en la sinuosa carretera de Ronda a Algeciras avistaron el cuerpo inerte junto al camino. Agentes de la Guardia Civil hallaron a la víctima con evidentes signos de violencia. El personal médico solo pudo confirmar el óbito en el lugar.
En cuestión de horas, el horror se trasladó a Marbella. Testigos en Puerto Banús observaron incrédulos cómo una lancha rápida se acercaba al muelle de abastecimiento, dejaba a un hombre desplomado en el pontón y emprendía la huida a toda velocidad.
Casi de forma simultánea, otro cadáver fue localizado flotando cerca del espigón rocoso de la playa de Mezquitilla. La víctima, en este caso, era una mujer de origen extranjero cuyo cuerpo tampoco presentaba indicios inmediatos sobre la causa de la muerte.
Los tres cuerpos fueron trasladados al Instituto de Medicina Forense de Málaga, donde las autopsias determinarán el cómo y el si existe una conexión entre los casos.
Según fuentes forenses, la víctima de Alpandeire presentaba lesiones violentas, mientras que las otras dos parecían haber sido abandonadas o desechadas, mas no asesinadas en el sitio.
La policía maneja todas las hipótesis, incluyendo vínculos con el crimen organizado, el narcotráfico o el tráfico marítimo de personas, aunque de momento carecen de pruebas que sugieran una relación entre los sucesos.
No obstante, la rápida sucesión de hallazgos —en la montaña, el puerto deportivo y el mar— ha consternado a los residentes de la provincia, alimentando el temor a una violenta corriente subterránea bajo el sol, la riqueza y la aparente calma de la Costa del Sol.