Manifestantes en la ciudad de Nueva York. Crédito: Instagram @thenyic
Millones de estadounidenses salieron a las calles el sábado 18 de octubre como parte de las protestas pacíficas “No Kings”, una manifestación nacional coordinada en contra de la administración del presidente Donald Trump.
Según los informes, se llevaron a cabo actos en los 50 estados del país, lo que constituye uno de los días de protesta más multitudinarios en la historia reciente de Estados Unidos.
Los manifestantes exigieron la protección de las instituciones democráticas, denunciaron el despliegue de la Guardia Nacional y se opusieron a los recortes en la sanidad y a las redadas de inmigración.
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En Los Ángeles, la alcaldesa Karen Bass confirmó que las diez manifestaciones transcurrieron sin incidentes. «Sabemos que no es un rey», declaró a CNN. «Pero no queremos ver cómo nuestra democracia retrocede hacia el autoritarismo».
La multitud bailó al ritmo de orquestas de salsa y portaba banderas arcoíris, estadounidenses y mexicanas, mientras que algunos protestantes lucieron disfraces inflables de rana y unicornio.
Escenas similares tuvieron lugar en Nueva York, donde la policía informó de que más de 100.000 manifestantes abarrotaron Times Square coreando «Así es la democracia». No se reportaron detenciones relacionadas con la protesta en dicha ciudad.
En Washington DC, el senador por Vermont, Bernie Sanders, arengó a la multitud afirmando: «No estamos aquí porque odiemos a Estados Unidos, sino porque lo amamos», e instó a la ciudadanía a defender las libertades democráticas.
El cierre federal aviva el descontento
Las protestas coincidieron con el cierre del gobierno federal, que ha enviado a miles de trabajadores a un ERTE. Una manifestante, funcionaria pública con una larga trayectoria, confesó haber «llorado» tras los recientes despidos.
«La eliminación de estos puestos de trabajo amenaza la capacidad de las personas para mantener un techo sobre sus cabezas», declaró a la CNN, añadiendo que la administración mostraba una «falta de compasión» hacia los funcionarios.
Los organizadores rechazaron las acusaciones de la oposición de que las protestas eran «antiestadounidenses» o estaban «vinculadas con Antifa». Lisa Gilbert, copresidenta del grupo Public Citizen, afirmó que el mensaje del movimiento era claro:
«El presidente quiere que tengamos miedo, pero no permitiremos que la intimidación nos sumja en el temor y el silencio».
Se registraron tensiones aisladas frente a una instalación del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en Portland, donde se lanzaron cartuchos de gas contra manifestantes enardecidos. A exepción de este incidente, los eventos se mantuvieron no violentos.
Para los expatriados y residentes en Estados Unidos, las protestas de “No Kings” son un indicio del creciente malestar en torno a la estabilidad democrática y las políticas de inmigración, aspectos que podrían afectar a los procesos de residencia y visados.
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