Miles de australianos asistieron a protestas contra la inmigración en todo el país, las cuales fueron condenadas por el gobierno por tener vínculos con la extrema derecha y “difundir odio”.
Las manifestaciones de la “Marcha por Australia” se llevaron a cabo en Sídney, Melbourne y otras ciudades importantes, y se produjeron varios enfrentamientos cuando los manifestantes se toparon con contramanifestaciones.
Varios políticos de la oposición se unieron a las marchas, incluida la senadora Pauline Hanson del partido One Nation y el diputado federal Bob Katter.
Australia ha enfrentado un reciente aumento del extremismo de derecha y hizo que el saludo nazi sea castigado con pena de prisión obligatoria a principios de este año.
Según ABC Australia, hasta 8,000 personas se reunieron para la protesta en Sídney. La policía dijo que cientos de oficiales fueron desplegados por la ciudad pero no hubo “incidentes significativos”.
En Melbourne, los manifestantes se enfrentaron con asistentes a una protesta separada a favor de Palestina. Entre los oradores estaba Thomas Sewell, un conocido neonazi que se dirigió a la multitud desde las escaleras del Parlamento.
En Adelaida, la policía estimó que 15,000 personas estaban presentes tanto en la protesta como en la contramanifestación, y dijo que las multitudes estuvieron “generalmente bien comportadas”, según medios locales.
Un manifestante fue visto con un cartel expresando apoyo por Dezi Freeman, un teórico de la conspiración que se autodenomina “ciudadano soberano” y es acusado de matar a dos policías en su propiedad esta semana. Ahora hay una búsqueda masiva de Freeman, de 56 años.
Las marchas fueron promovidas por varios políticos de oposición, figuras neonazis y algunos activistas contra las restricciones que ganaron prominencia durante la pandemia de Covid-19.
El sitio web de la Marcha por Australia dice que “la unidad y los valores compartidos de Australia han sido erosionados por políticas y movimientos que nos dividen”, agregando que “la migración masiva ha dañado los lazos que mantenían unidas a nuestras comunidades”.
El grupo también dice estar preocupado por la cultura, los salarios, el tráfico, la vivienda y el suministro de agua, la destrucción ambiental, la infraestructura, los hospitales, el crimen y la pérdida de comunidad.
A principios de esta semana, el gobierno dijo que se oponia a las protestas, advirtiendo que “no hay lugar para ningún tipo de odio en Australia”.
El ministro del Interior, Tony Burke, dijo: “No hay lugar en nuestro país para quienes buscan dividir y socavar nuestra cohesión social. Estamos con la Australia moderna contra estas protestas; nada podría ser menos australiano”.
La Dra. Anne Aly, ministra de Asuntos Multiculturales, dijo: “Estamos con todos los australianos, sin importar dónde nacieron, contra aquellos que buscan dividirnos e intimidar a las comunidades migrantes. No nos dejaremos intimidar. Este tipo de activismo de extrema derecha basado en el racismo y el etnocentrismo no tiene lugar en la Australia moderna”.
