En una época donde las tendencias de bienestar surgen y caen con la velocidad de un sonido de TikTok, pocos temas generan tanto debate como la dieta cetogénica. ¿Es la llave hacia la salud y la libertad metabólica o simplemente otra moda restrictiva? Para separar la realidad de la ficción, conversé con Maya Flynn, especialista en Medicina Funcional y Terapeuta Nutricional Naturopática, cuya filosofía holística y marca de bienestar con sede en Mallorca, GLOW, está redefiniendo la conversación en torno a la nutrición, la salud intestinal y la vitalidad auténtica.
Un viaje nacido de la curiosidad y la sanación
Para Maya, la medicina funcional no fue un giro profesional, sino una evolución personal. “Llegué a estas modalidades a través de mi propio viaje de salud”, explica. “Comprendí que los síntomas no son aleatorios, sino mensajes del cuerpo sobre desequilibrios más profundos”. Su fascinación por el funcionamiento corporal y su amor por las tradiciones culinarias mundiales la llevaron a explorar la intersección entre la nutrición, el estilo de vida y el equilibrio emocional.
Esa curiosidad se convirtió en la base de GLOW, que significa Crecimiento, Estilo de Vida, Orgánico y Bienestar (por sus siglas en inglés), un acrónimo que refleja su enfoque integrador. “Analizo la digestión, la desintoxicación, las hormonas, la inmunidad y el sistema nervioso como elementos interconectados”, afirma. “Al nutrir cada sistema, generamos crecimiento y bienestar en todos los niveles”.
La cuestión cetogénica: hechos, ficción y grasas
Pocas dietas han capturado la imaginación —o la confusión— pública como la keto. Como detalló Maya, “Contrario a la creencia popular, la dieta cetogénica no es alta en carne. Es rica en grasas saludables, moderada en proteínas y debe incluir abundantes vegetales sin almidón”.
Especifica que la distribución clásica de macronutrientes ronda el 70-75% de grasas, 20-25% de proteínas y 5-10% de carbohidratos, con grasas procedentes de fuentes como el aceite de oliva, el aguacate, frutos secos, semillas y pescados azules.
El objetivo es transicionar al cuerpo de quemar glucosa a quemar grasa, un estado metabólico conocido como cetosis. Este sistema energético alimentado por grasas quema de forma más limpia y duradera, proporcionando energía estable para el cuerpo y el cerebro.
Un día de “keto limpio” podría consistir en:
• Desayuno: Tortilla con verduras, aceitunas y queso de cabra.
• Almuerzo: Ensalada de aguacate y salmón ahumado con algunas almendras —fácil de llevar al trabajo—.
• Cena: Puré de coliflor con mantequilla, carne de res, champiñones salteados y chucrut.
• Hidratación: Agua con una pizca de sal marina para mantener electrolitos y prevenir la ‘gripe cetogénica’.
No obstante, Maya se apresura a señalar que no todas las versiones de keto son iguales. “Cuando la gente depende de carnes procesadas o grasas dañadas, o descuida el equilibrio de micronutrientes, pierde los beneficios terapéuticos”, advierte. Una digestión adecuada y un flujo biliar óptimo son cruciales para descomponer las grasas eficientemente. De lo contrario, pueden seguir la fatiga y las molestias.
También menciona que algunos confunden la keto con la dieta carnívora, más extrema y que excluye la mayoría de los alimentos vegetales. “El enfoque carnívoro puede ser sanador para ciertas condiciones autoinmunes o intestinales”, comenta, “pero no es para todo el mundo. La clave siempre es la personalización”.
Plantas, fibra y el debate intestinal
En una era donde “come más fibra” es un mantra universal, Maya adopta una perspectiva ligeramente más matizada. “La idea de que todo el mundo necesita 30 gramos de fibra o cinco porciones al día es una simplificación excesiva”, sostiene. “La fibra puede nutrir el microbioma, pero no todos la digieren bien”.
A través de análisis de heces, a menudo encuentra material vegetal sin digerir en las muestras de sus clientes, señal de una capacidad digestiva deficiente. “Si el intestino está inflamado, grandes cantidades de fibra o plantas crudas pueden empeorar los síntomas”, observa. “A veces, el intestino necesita descanso, no forraje”.
Esto no significa que las plantas sean el enemigo, sino que el contexto importa. Como explica Maya, “Las plantas producen compuestos defensivos como lectinas, fitatos y oxalatos que pueden irritar a personas sensibles. Cuando el intestino se ha sanado, muchos pueden reintroducir la fibra sin problemas”. Su enfoque hace eco de la antigua sabiduría de Hipócrates: “Toda enfermedad comienza en el intestino”.
La controversia del bacon: la verdad sobre el procesado
Entonces, ¿qué pasa con esos infames pilares de la keto: el bacon y las carnes curadas? Maya sonríe con complicidad. “Procesar solo significa alterar el alimento, incluso al cocinarlo. Lo que cuenta es la calidad y el método”.
Distinge entre el curado tradicional —como el jamón serrano o ibérico de Mallorca, elaborado simplemente con carne y sal— y las carnes ultraprocesadas industriales llenas de aditivos y conservantes. “Incluso hay espacio para el bacon. Al combinarlo con vitamina C, se pueden contrarrestar los efectos negativos de los nitratos añadidos, un carcinógeno conocido. Básicamente, si consumes bacon ocasionalmente, acompáñalo con verduras ricas en vitamina C, como pimientos, brócoli o tomates”.
Análisis funcionales y el valor de la información
Como especialista en medicina funcional, Maya utiliza herramientas de diagnóstico avanzadas para trazar la salud interna de sus clientes. “Pruebas como el Análisis de Ácidos Orgánicos aportan información sobre el metabolismo, el estado nutricional, la flora intestinal e incluso los neurotransmisores”, explica. “Pero no todo el mundo necesita pruebas para empezar a mejorar. Los fundamentos —alimentos integrales, comidas regulares, sueño de calidad y gestión del estrés— son transformadores por sí mismos”.
Cuando los cimientos del estilo de vida son sólidos, las pruebas pueden ajustar lo que ya funciona, en lugar de servir como atajo. “Los suplementos deben seguir a la alimentación y al estilo de vida, no reemplazarlos”, enfatiza.
El estilo de vida como medicina
Para Maya, la salud intestinal va mucho más allá del plato. “El estrés crónico altera la digestión y la inmunidad. Un sueño pobre perjudica el metabolismo. El movimiento mejora la oxigenación y el equilibrio microbiano”, señala. ¿Su prescripción? Consistencia, calma y conexión.
“Mueve tu cuerpo, tómate tiempo de descanso, come a horas regulares y prioriza un sueño reparador. Estos son los pilares que hacen que todo lo demás funcione”.
Pequeños pasos, grandes cambios
Con tanta información contradictoria sobre bienestar en línea, Maya comprende lo fácil que es sentirse abrumado. Su consejo es sencillo: “Empieza por estabilizar el azúcar en sangre. Incluye proteína en cada comida, reduce los almidones refinados y evita la cafeína con el estómago vacío”.
Estos microajustes, afirma, pueden regular rápidamente la energía, el estado de ánimo y el sueño, creando un efecto dominó de cambio positivo. “La salud es impulso. Los pequeños logros conducen a transformaciones mayores”.
La filosofía GLOW
En esencia, El Concepto GLOW no trata de restricción, sino de reconectarse con la comida, con la naturaleza y con la sabiduría innata del cuerpo. La filosofía de Maya brilla en su trabajo: “La medicina funcional nos recuerda que la salud no se trata de soluciones rápidas. Se trata de restaurar la capacidad natural del cuerpo para sanar”.
Su mensaje es a la vez sensato y empoderador: “Cuando dejamos de seguir consejos genéricos en línea y empezamos a escuchar a nuestro propio cuerpo, nutriendo los sistemas que nos sostienen, es entonces cuando realmente comenzamos a brillar”.
Maya Flynn se especializa en estrategias de nutrición personalizada y salud integrativa, combinando análisis científico con enfoques naturales para abordar las causas profundas de los síntomas, fusionando la medicina basada en evidencia con los principios de sanación tradicional y el diseño de menús.
