El desarrollo de fármacos para enfermedades neurodegenerativas se enfrenta a una de sus barreras más intrincadas: la naturaleza lenta, variable y subjetiva de los criterios de valoración clínicos. Las escalas de evaluación tradicionales, ya sea en la enfermedad de Parkinson (EP), la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), la esclerosis múltiple (EM) o la enfermedad de Alzheimer (EA), a menudo pasan por alto cambios sutiles o tempranos. Esto da lugar a ensayos largos y costosos que retrasan el acceso de los pacientes a terapias urgentemente necesarias. Estas limitaciones obligan a las compañías farmacéuticas a reclutar cohortes más grandes, extender la duración de los estudios y asumir un alto riesgo de deserción, lo que incrementa los costes de los ensayos.
Una solución prometedora podría estar más cerca de lo que pensamos. Los movimientos oculares ofrecen una forma rápida, objetiva y altamente sensible de capturar cambios a lo largo de la progresión de enfermedades del sistema nervioso central. Con la tecnología actual, pueden medirse en minutos utilizando un ordenador portátil estándar o una webcam, lo que los convierte en una herramienta factible para ensayos clínicos. Es importante destacar que estas mediciones pueden integrarse fácilmente en los flujos de trabajo de los ensayos existentes, proporcionando una herramienta precisa, fiable y objetiva para medir la progresión de la enfermedad a lo largo del tiempo.
Durante décadas, los movimientos oculares han sido conocidos como “la ventana al cerebro”, ya que están estrechamente vinculados a los circuitos neuronales. Las sacadas y las antisacadas reflejan el control frontal y subcortical de la atención y la inhibición; el seguimiento suave implica redes córtico-cerebelosas; la estabilidad de la fijación involucra sistemas corticales y del tronco encefálico ampliamente distribuidos. Como tales, pueden reflejar cambios en el estado de los pacientes con el tiempo, lo cual ha sido ampliamente demostrado por las anormalidades en estas diferentes medidas oculométricas en trastornos como la enfermedad de Parkinson, la ELA y la EM.
Durante los últimos años, se han descrito diversos enfoques que utilizan diferentes dispositivos para posibilitar la medición de los movimientos oculares fuera del laboratorio, los cuales se han empleado en varios ensayos. Recientemente, nuestro equipo desarrolló una prueba breve que utiliza únicamente un portátil y una webcam, aprovechando algoritmos de visión artificial para cuantificar automáticamente los parámetros del movimiento, con una carga mínima para el centro, algo especialmente relevante en ensayos multicéntricos. Esta tecnología ya ha sido utilizada en varios ensayos sobre diferentes enfermedades del SNC, con la publicación de resultados prometedores. En Parkinson, por ejemplo, reemplazar un criterio de valoración basado en una escala motora de 21 meses con una medida oculomotora de nueve meses redujo el tamaño muestral requerido por grupo de 360 a 140. En ELA, los resultados longitudinales de un ensayo en Fase IIb revelaron una inestabilidad progresiva de la fijación alineada con el empeoramiento de la enfermedad a lo largo de 12 meses. Estos ejemplos subrayan que los movimientos oculares pueden ser altamente relevantes como un criterio de valoración adicional, mejorando la eficiencia de los ensayos y sirviendo como un biomarcador prometedor para detectar la progresión en el tiempo.
El entorno regulatorio es cada vez más propicio a considerar criterios de valoración adicionales en los ensayos del SNC, entre ellos las tecnologías digitales de salud (DHT). La guía de la FDA sobre DHT destaca explícitamente la importancia de crear un marco para integrar herramientas que puedan servir como criterios de valoración fiables y validados, como los movimientos oculares, en los ensayos clínicos. Esto crea un camino claro para que los promotores introduzcan los parámetros oculométricos como un criterio de valoración exploratorio, con potencial para una futura cualificación.
Al mismo tiempo, el panorama de los ensayos está cambiando. Se están adoptando varios biomarcadores para complementar las escalas tradicionales y generar conjuntos de datos más ricos. Como parte de este cambio, las mediciones de los movimientos oculares están especialmente bien posicionadas: son altamente objetivas, se miden con precisión, son fáciles de usar y escalables en diversos entornos de ensayo. Esta convergencia de apertura regulatoria e innovación operativa hace que ahora sea el momento oportuno para integrar los biomarcadores de movimiento ocular en el desarrollo de terapias para el SNC.
El camino a seguir puede realizarse de forma gradual. Como primer paso, los promotores pueden comenzar a involucrar los movimientos oculares como biomarcador añadiendo parámetros oculométricos a los estudios en fases tempranas, capturándolos junto con las escalas estándar. Esta recogida dual construye la base de evidencia mientras mitiga el riesgo. Un conjunto central de medidas oculométricas, adaptadas específicamente para cada indicación (por ejemplo, tareas de sacadas, seguimiento y fijación), garantiza la comparabilidad entre centros y estudios. Además, los flujos de trabajo predefinidos permiten la extracción reproducible de métricas, con una gobernanza robusta para el almacenamiento y análisis. Según las necesidades del ensayo específico, los promotores deberían preespecificar hipótesis sobre cómo las métricas de movimiento ocular son clínicamente relevantes, ya que se correlacionan con anclajes clínicos, estratifican a los participantes y detectan la progresión temprana de la enfermedad. Finalmente, una comunicación transparente con los reguladores puede allanar el camino desde el uso exploratorio hasta su aceptación como criterio de valoración.
Dentro de un año, los centros clínicos podrían incorporar los movimientos oculares en los ensayos con fármacos como un criterio de valoración, con flujos de trabajo optimizados, evaluaciones oculométricas breves y configuraciones reproducibles. Para los participantes, la experiencia será sencilla, ya que no hay dispositivos engorrosos ni procedimientos largos.
Los reguladores y los pagadores comenzarán a ver paquetes de evidencia integrados que combinen escalas establecidas con medidas objetivas de movimiento ocular. Estos paquetes no solo respaldarán las afirmaciones de los ensayos, sino que también informarán las decisiones de cobertura en el mundo real al demostrar sensibilidad a la progresión de la enfermedad. La comunidad investigadora en general obtendrá acceso a conjuntos de datos más ricos, acelerando los análisis secundarios y las perspectivas transversales entre enfermedades. Esta visión es alcanzable dentro de las infraestructuras de ensayos existentes, siempre que los interesados se comprometan a integrar los criterios de valoración de movimiento ocular ahora y no más tarde.
El campo del SNC necesita urgentemente biomarcadores que sean sensibles, objetivos y prácticos. Las mediciones de los movimientos oculares están listas para llenar este vacío, no como innovaciones lejanas, sino como herramientas disponibles hoy. Al incorporar las evaluaciones de movimiento ocular como criterios de valoración exploratorios, los promotores pueden acortar los plazos, reducir los tamaños muestrales, disminuir el riesgo de los ensayos y mejorar la toma de decisiones. Los centros pueden mejorar su eficiencia, los reguladores pueden recibir evidencia más sólida y los pacientes pueden acceder más rápidamente a terapias efectivas. La industria debería tratar las medidas oculométricas como la pieza faltante en los ensayos del SNC: con bases científicas sólidas, simples de implementar y alineadas con los marcos regulatorios actuales. Una adopción más amplia podría reconfigurar el ritmo del desarrollo de fármacos y llevar tratamientos que cambian vidas a los pacientes más pronto.
Foto: Jay_Zynism, Getty Images
Eitan Raveh, PhD, es Vicepresidente de Alianzas Clínicas en NeuraLight. Es un profesional global en asuntos clínicos y regulatorios con más de 20 años de experiencia que abarcan centros médicos, empresas de atención sanitaria y la industria de dispositivos médicos. Eitan comenzó su carrera en neurología clínica antes de obtener su doctorado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Tel Aviv, donde se especializó en la aplicación de tecnologías avanzadas en medicina. Desde entonces, ha ocupado puestos de liderazgo en múltiples organizaciones médicas y sanitarias, combinando una profunda experiencia clínica con una sólida perspectiva empresarial para impulsar la adopción de tecnologías médicas innovadoras. Se unió a NeuraLight en 2022 para liderar las alianzas clínicas y ayudar a avanzar en la plataforma de biomarcadores de la compañía en el desarrollo de fármacos para el SNC.
Esta publicación aparece a través del programa MedCity Influencers. Cualquier persona puede publicar su perspectiva sobre negocios e innovación en el cuidado de la salud en MedCity News a través de MedCity Influencers. Haga clic aquí para saber cómo.
