Más allá de las playas: La auténtica esencia de Mallorca

Venga ya, por favor, seguro que la temporada tonta estival ya ha terminado. La reacción en los medios británicos ante los planes de España de introducir nuevas y duras restricciones contra el tabaquismo ha sido recibida con afirmaciones de que perjudicará al turismo británico. Dicho esto, ciertos sectores de la industria turística española han realizado comentarios similares, pero creo que hay cierta política en juego en el ámbito doméstico.

Según datos de la Oficina de Estadísticas Nacionales (ONS), el 11,9% de los adultos del Reino Unido —aproximadamente seis millones de personas— fumaban en 2023, lo que representa la proporción más baja desde que comenzaron los registros en 2011; estas son las cifras más recientes. Entonces, de esos seis millones de personas, ¿cuántas viajan y cuántas vienen a España y a las Baleares? Dudo que sea un porcentaje lo suficientemente grande como para colapsar la economía turística española.

Y, a decir verdad, si una de las principales preocupaciones de los británicos que viajan es si pueden fumar o no, bueno, es una pésima reflección sobre ellos. Está a la par con las quejas de que hay demasiados españoles en Benidorm y no suficiente comida inglesa, en particular judías con tomate y patatas fritas, en el desayuno en Creta —por no mencionar que el té no sabe igual en el extranjero.

¿Y qué hay de disfrutar de los atractivos, divertirse un poco, la cultura, probar la comida local, explorar el entorno y el patrimonio, vivir una aventura o experimentar con el idioma? Quédate en casa.

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