Marbella se prepara para activar las restricciones de su Zona de Bajas Emisiones

Señal de bajas emisiones. Crédito: Capturing Images – Shutterstock

Marbella ha iniciado los preparativos para su Zona de Bajas Emisiones (ZBE), tal y como exige el Parlamento Europeo, con la instalación de cuatro sensores de calidad del aire en su distrito central.

Los dispositivos ya están en funcionamiento y monitorizan la calidad del aire en tiempo real para apoyar los objetivos de proteger la salud pública y cumplir con los estándares medioambientales europeos. Ciudades como Madrid y Barcelona llevan años restringiendo los vehículos más contaminantes en zonas específicas, y la iniciativa de Marbella sigue esa estela, aunque con varios años de retraso.

Cuenta atrás para las restricciones de la ZBE de Marbella

El proyecto, de tres meses de duración, comprende la instalación y calibración de los sensores, la recopilación continua de datos sobre la calidad del aire, la identificación de puntos críticos de contaminación, tendencias y fuentes, y la elaboración de un informe con recomendaciones para la estrategia medioambiental de Marbella. Los expertos coinciden en que estas zonas son esenciales para combatir la contaminación urbana, que la Organización Mundial de la Salud relaciona con 4,2 millones de muertes prematuras anuales debido a las partículas finas, vinculadas a enfermedades cardíacas, pulmonares y cáncer.

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Para que la ZBE triunfe, los críticos exigen cambios más profundos en el paisaje urbano de Marbella, como la ampliación de las zonas peatonales, la construcción de más carriles bici, una mejora del transporte público y la creación de más espacios verdes. Estas medidas podrían hacer el centro de la ciudad más seguro, acogedor y comercialmente atractivo, lo que a su vez beneficiaría al turismo y al comercio local.

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Las restricciones de la ZBE de Marbella castigan a los más pobres, según los críticos

No obstante, el plan ha generado quejas sobre que las medidas afectan injustamente a las familias con menores ingresos. Muchos temen que, al limitar los vehículos más antiguos y contaminantes, se perjudique desproporcionadamente a los residentes con menos recursos que dependen de esos coches y no pueden permitirse alternativas más nuevas y ecológicas, incluso con ayudas gubernamentales. Esta sensación de estar siendo penalizados está generando resistencias. También existe preocupación por un “efecto frontera”, por el cual la contaminación se desplace a barrios colindantes si la ZBE no se enmarca en una estrategia regional, limitándose a trasladar el problema en vez de resolverlo.

¿Supone la Zona de Bajas Emisiones la promesa de un futuro más saludable para los residentes, o representa una carga injusta para aquellos con menos capacidad para adquirir vehículos nuevos?

Los residentes de Marbella que han comentado en X tienen opiniones muy firmes sobre este cambio en la fisionomía de sus calles:

Marta Castro afirma: “Las ZBE solo benefician a quienes quieren recaudar y ganar dinero. No benefician a los residentes ni a los comercios. Al contrario, perjudican a los trabajadores, autónomos y familias.”

“Un kilómetro de ZBE son mil metros más de lo que estoy dispuesto a tolerar”, comenta el residente local Raúl.

Y Don Raggio opina: “Las Zonas de Bajas Emisiones son un engaño, una privatización del suelo de tu ciudad. Solo son máquinas para multar y obtener aún más dinero.”