PALMA de Mallorca prohibirá la apertura de nuevos albergues juveniles y alojamientos turísticos, así como todas las fiestas en embarcaciones, en una medida contundente para combatir el turismo excesivo.
La ofensiva de Palma contra los alquileres vacacionales y las actividades turísticas surge tras una creciente preocupación por la masificación turística; desde hace años, la ciudad lidia con un número creciente de visitantes y con alojamientos ‘ilegales’.
La normativa implicará que no se permitirán nuevos alquileres turísticos ni albergues juveniles en ningún distrito de Palma; también se vedará la reconversión de los albergues ya existentes.
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Asimismo, se prohibirán por completo las fiestas en barcos, muy populares entre los turistas jóvenes, dado que el caos asociado al consumo de alcohol a menudo genera quejas por ruido de los residentes.
Esta serie de vetos –anunciada por el alcalde Jaime Martínez LlLabrés– pretende ayudar a la ciudad a alcanzar un modelo turístico más sostenible que mitigue las tensiones con la población local.
Estas restricciones forman parte de la estrategia del equipo de gobierno del Partido Popular para fomentar un turismo “de calidad y sostenible”.
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Estas medidas llegan en un momento en que el panorama turístico de Palma ya está evolucionando.
Aunque el número de visitantes ha descendido ligeramente –la estacionalidad turística ha caído un 2,01% en los últimos dos años y un 4,57% desde 2018–, el gasto global ha aumentado un 15%, lo que sugiere que los turistas gastan más y se alojan en establecimientos de mayor calidad.
El número de hoteles de una a tres estrellas también ha disminuido, mientras que los establecimientos de categoría superior han experimentado un crecimiento constante.
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A medida que cambian las tendencias de los visitantes de Palma, la localidad aspira a posicionarse como algo más que un destino de sol y playa; pretende convertirse en un destino para escapadas urbanas durante todo el año.
No obstante, los residentes están impulsando un discurso antiturístico y piden que los turistas dejen de visitar Mallorca.
Se culpa al turismo de la gentrificación de la isla, del incremento del costo de la vida y de la saturación de los servicios públicos.
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Se espera que la introducción de estas prohibiciones sobre alquileres turísticos y albergues logre equilibrar los beneficios económicos del turismo con la preservación de la calidad de vida de los residentes.
Las prohibiciones propuestas entrarán en vigor tres meses después de la aprobación de una modificación del Plan General, redactada por el Ayuntamiento de Palma.
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