Las Baleares han tenido que soportar el junio más seco desde 1961. Nunca antes en este siglo se había registrado un comienzo de verano tan árido y caluroso, con temperaturas récord y ausencia de lluvias. Este junio, que parecía más bien julio, también trae malas noticias: la falta de precipitaciones ha puesto a las islas en prealerta por sequía, un problema muy preocupante en plena temporada turística.
En zonas como Esporles ya se han impuesto restricciones al consumo de agua. La combinación de calor y ausencia de lluvias ha dejado los embalses al 48% de su capacidad, es decir, menos de la mitad y tres puntos por debajo del nivel del año pasado.
Aunque la situación es grave en todo el archipiélago, es en Ibiza y Formentera donde más se nota el impacto en los recursos naturales. Sus reservas están a un tercio de su capacidad, por lo que las autoridades piden lluvia, pero en condiciones adecuadas —no torrenciales— para mejorar la situación. Mallorca está ligeramente mejor, pero sus recursos hídricos han bajado del 52% al 50%.
En Menorca, las reservas han caído del 48% al 42%, reflejando una tendencia generalizada. Este patrón climático anómalo —con temperaturas altas y lluvias escasas— ha puesto al 98.4% de las Baleares en prealerta por sequía.
Según la Aemet, junio fue muy seco, con solo 0,1 litros de lluvia por m² frente a los 15,3 habituales. Además, las temperaturas fueron extremadamente altas (25,3°C de media, +3,3°C sobre lo normal). Se espera que la situación persista y que las reservas sigan disminuyendo en julio.
