
Avión repostando combustible de aviación sostenible.
Crédito: Bulent camci – Shutterstock
Dos plantas de hidrógeno verde en Málaga, España, iniciarán la producción de combustible de aviación sostenible (SAF, por sus siglas en inglés) en 2029, lo que supone un avance significativo en la descarbonización del transporte aéreo.
Repsol lidera este proyecto de 1.500 millones de euros, respaldado por fondos europeos, que generará 200.000 toneladas anuales de SAF y reducirá las emisiones de la aviación hasta en un 90%. Ubicadas en la Axarquía, cerca del aeropuerto de Málaga, las instalaciones se alinean con la estrategia del hidrógeno de España y prometen crecimiento económico y creación de empleo.
Detalles y cronograma del proyecto
Repsol, en colaboración con socios como Enagás, planea contruir dos plantas de electrólisis de 100 MW en la comarca de la Axarquía malagueña. Las obras comenzarán en 2026, con el inicio de operaciones previsto para 2029. La inversión de 1.500 millones, que incluye 300 millones del Fondo de Innovación de la UE, respalda el objetivo español de alcanzar una capacidad de electrólisis de 4 GW para 2030, según lo establecido en el plan PERTE.
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¿Qué es el SAF y cómo se produce?
Las plantas emplearán la electrólisis, alimentada por energías renovables —mayoritariamente solar—, para producir hidrógeno verde. Dicho hidrógeno se combinará con CO₂ capturado para crear un tipo de queroseno sintético, un combustible con emisiones casi nulas. Este proceso alcanza un ahorro del 85% en emisiones de gases de efecto invernadero en todo el ciclo de vida, conforme a los estándares de IATA. Se espera que las 2.500 horas de sol anuales de Málaga reduzcan los costes de energía en un 50%, lo que convierte a la ubicación en idónea.
Beneficios medioambientales y económicos
El SAF de hidrógeno verde podría reducir la huella de carbono de la aviación entre un 80% y un 90%, respaldando así el objetivo de la UE de una mezcla del 6% de SAF para 2030. A nivel local, se estima que el proyecto generará 1.500 puestos de trabajo durante la construcción y 300 fijos, incrementando el PIB de Málaga en 200 millones de euros anuales, según un estudio de impacto andaluz. Esto revitalizará la región al este de Málaga, afectada por la decadencia del sector agrícola tras una serie de graves sequías.
Retos para escalar la producción
No obstante, los elevados costes y los cuellos de botella en la cadena de suministro suponen riesgos considerables. El equipo de electrólisis tiene un coste de 1.200 euros por kW, y el 20% de los componentes enfrenta escasez. Son necesarias mejoras en la red eléctrica para manejar las fluctuaciones de las renovables y los cambios bruscos en el flujo de energía, que se señalan como causantes del gran apagón en España de abril de 2025. Aun así, políticas de la UE, como el Banco del Hidrógeno de 40.000 millones, cubren el 40% de los costes, lo que aliviará la carga de la inversión privada.
Contexto global e impacto en las aerolíneas
El proyecto de Málaga sigue iniciativas globales precedentes como H2@Scale en California, existiendo ya 15 plantas de SAF en todo el mundo en 2024, según la AIE. Una posible reducción del precio del SAF, hasta 1,5 euros por litro para 2030, podría impulsar su adopción por las aerolíneas y satisfacer la creciente demanda proyectada de 17.000 millones de litros. La proximidad al aeropuerto y los puertos de Málaga fortalece su potencial de exportación hacia los centros de aviación de la UE.
Para la economía de la provincia de Málaga, este proyecto podría suponer, potencialmente, la transición sostenible que la aleje de la dependencia del turismo y la inversión inmobiliaria, al aprovechar sus recursos naturales con un impacto ambiental relativamente bajo; siempre y cuando, por supuesto, exista suficiente oferta de vivienda para absorber el necesario flujo de trabajadores cualificados.