MARBELLA alberga una megamansión que posee la única piscina del mundo con una obra de arte original de Picasso.
El Martinete, una finca que fue hogar del célebre bailaor Antonio Ruiz Soler –conocido como Antonio el Bailarín–, es una propiedad lujosa con una historia fascinante.
Todo comienza en 1961, cuando la actuación de Antonio en el 80.º cumpleaños de Picasso inspiró al artista a dibujar un bailaór y escribir junto a él: ‘Para Antonio. 29/10/61’.
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Años después, Antonio tomó ese mismó dibujo y lo hizo serigrafiar de forma permanente sobre los azulejos de la piscina exterior de su propiedad en Marbella; hasta la fecha, es la única obra de Picasso que permanece sumergida en agua.
No obstante, esta piscina es solo el comienzo.
Antonio abrió las puertas de su hogar a estrellas de Hollywood, duques y duquesas, y a un desfile de celebridades deslumbrantes.
Fue la influencia de Antonio lo que contribuyó a asociar a Marbella con el prestigio y la fama, ya que el bailaín organizaba fiestas excéntricas con numerosos asistentes de la alta sociedad.
Ahora disponible en régimen de alquiler exclusivo, El Martinete ofrece a sus huéspedes la oportunidad de pisar los mismos suelos de mármol y asomarse a las mismas ventanas de arco que sus ilustres visitantes del pasado.
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Estas experiencias, sin embargo, conllevan un precio considerable: a partir de 15.000 euros por noche, la propiedad exige una estancia mínima de tres noches, que se eleva a entre siete y diez noches durante los meses de verano.
Los huéspedes invierten decenas de miles de euros por disfrutar de un lujo atemporal en la antigua residencia de Antonio, que aúna el estilo clásico con la comodidad moderna y se encuentra en un complejo privado cerrado con acceso directo a la playa.
Con una terraza elevada bañada por el sol, chimeneas de mármol, suelos de piedra pulida y un comedor enmarcado por arcadas columnadas, la propiedad fluye armoniosamente entre los espacios interiores y exteriores.
Los huéspedes pueden alojarse en una de las seis habitaciones de la casa principal, o en una de las cuatro adicionales ubicadas en las dos casas de invitados de la finca.
Las habitaciones principales son suites suntuosas que cuentan con vestidores y baños privados –algunas incluso disponen de terraza y zona de estar propia.
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Un ascensor desciende por debajo de la villa hasta el spa de la propiedad –un santuario que incluye sauna, salas de tratamientos, gimnasio y piscina cubierta.
Un equipo de conserjería, disponible las 24 horas, satisface cualquier petición del huésped –desde chefs privados hasta seguridad, cuidado de niños y eventos a medida.
La villa incluso presume de sus propios vinos, producidos exclusivamente para la propiedad en la Provincia de Salamanca.
Estas bebidas exclusivas pueden ser degustadas por los huéspedes y servidas en eventos privados que se celebren en la finca.
Los extensos jardines de la villa la convierten en un escenario idílico para bodas, fiestas y reuniones íntimas, mientras que su interior puede actuar como sede para galas y recepciones de gran envergadura.
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En El Martinete, cada habitación guarda una historia en la que los huéspedes pueden sumergirse –siempre y cuando dispongan de decenas de miles de euros en el bolsillo.
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