La antigua residencia de Guillem Cifre de Colonya, pedagogo y filántropo de Pollensa y fundador de la Caixa d’Estalvis de Pollença (Colonya) y del Instituto Libre de Educación de Pollensa, ha sido puesta a la venta por 3,2 millones de euros en el mayor portal inmobiliario del Reino Unido, Rightmove, especializado en propiedades de lujo y con sede en Puerto Pollensa.
La finca, una posesión mallorquina tradicional construida a principios del siglo XX, se halla en la exclusiva Vall de Colonya. Ocupando aproximadamente 2.400 metros cuadrados de terreno con 540 metros cuadrados construidos, cuenta con siete dormitorios, dos cuartos de baño, varias terrazas, una biblioteca y un salón con chimenea. Rodeada de naturaleza y con vistas a la Serra, la vivienda conserva su encanto arquitectónico original, aunque requiere de cierta renovación, según se indica en el portal.
Además de Cifre, otro ilustre morador de la casa fue el arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oiza, uno de los arquitectos españoles más destacados del siglo XX y autor de obras emblemáticas como la Casa Huarte en Pollensa o el complejo de la Ciutat Blanca en Alcudia. Según diversas fuentes, el propio Sáenz de Oiza pudo llevar a cabo algunas intervenciones arquitectónicas en la propiedad, como la adición de un balcón y un tragaluz.
Fuentes municipales apuntan a que la propiedad pudo pasar de la familia Cifre a sus actuales dueños en la década de 1950, coincidiendo con el regreso a Mallorca del hijo de Guillem Cifre, también llamado Guillem, tras una estancia en los Estados Unidos.
La noticia de la venta ha generado debate en la localidad. Algunos vecinos consideran que sería “interesante” que Caixa Colonya adquiriera la vivienda de su fundador. No obstante, el anuncio se produce al mismo tiempo que el ambicioso proyecto de rehabilitación de Can Morató, en el que la institución planea invertir 12 millones de euros para establecer su futura sede central y oficinas. Aunque no se han realizado declaraciones oficiales, todo apunta a que no podría asumir esta compra en el momento actual.
Mientras tanto, el alcalde de Pollensa, Martí March, descartó cualquier posibilidad de adquisición municipal: “No lo hemos contemplado, porque su valor supera los tres millones y tendríamos que justificar su uso”. Aun así, reconoció que la noticia “lesiona la sensibilidad ciudadana” y lamentó que “se trate de un bien privado que puede ser vendido”.
