Ayer, domingo 21 de septiembre, una ciudadana británica de 37 años y su hija de seis se vieron obligadas a refugiarse en un pajar en Vejer de la Frontera, Cádiz, tras ser atacadas por un mastín. El suceso, que pudo tener un desenlace trágico, ha reabierto el debate sobre la tenencia de perros potencialmente peligrosos y la eficacia de los protocolos de emergencia.
Sobre las doce del mediodía, madre e hija se encontraban en el corral alimentando a sus caballos. La niña subió a un montón de paja y divisó al animal. "Al principio creí que era un labrador y me preocupó que estuviera herido", relató la mujer al Euro Weekly News. "Me asomé y lo llamé, pero entonces se levantó y se lanzó hacia mí con los dientes al descubierto. Corrí hacia mi hija y el perro no cesó en su embestida".
Para escapar, ambas treparon a lo alto del pajar, mientras el mastín arañaba las pacas e intentaba alcanzarlas. La mujer trató de ahuyentarlo lanzándole su mochila, lo que pareció enfurecerlo aún más. "Mi mayor temor era que la estructura cediera, pues el perro era enorme y podía llegar a nosotras. Me coloqué entre él y mi hija para protegerla. Cualquier movimiento lo enardecía", explicó.
Su propio perro intentó interponerse, pero el mastín lo persiguió, afortunamente sin consequencias graves.
La afectada llamó a la Policía Local, pero según su testimonio, los agentes le indicaron que necesitaban verificar el microchip del animal, a lo que ella replicó que era imposible hacerlo con el perro atacándolas. A pesar del peligro evidente, las autoridades no acudieron de inmediato, dejándolas atrapadas.
La situación comenzó a resolverse cuando Antonio, el dueño del corral, llegó unos 15 minutos después. "Las encontré aterradas en lo alto del pajar. La niña gritaba, lo que excitaba más al perro, que no las perdía de vista. Si se movían, intentaba saltar. Traté de ahuyentarlo, pero empezó a perseguirme a mí", declaró Antonio, quien también llamó a la policía sin obtener una respuesta efectiva. Finalmente, madre e hija lograron subirse al capó del coche de Antonio para ponerse a salvo.
Una vez a salvo, la mujer volvió a contactar con la policía para insistir en el peligro que suponía el animal suelto. Percibió que las autoridades daban por hecho que el dueño del corral se haría cargo del problema, algo que ella negó, dada la peligrosidad del mastín. "No parecían muy preocupados", afirmó.
Su pareja, que se encontraba de viaje de negocios, llamó más tarde a la comisaría para interesarse por el caso. "Me quejé de la poca atención recibida. Los agentes se mostraron irritados, argumentando que solo dos oficiales cubrían toda la zona", relató.
"Me siento triste y asustada. Si este perro escapó una vez, puede volver a hacerlo. La falta de preocupación de las autoridades es impactante, máxime cuando mi hija gritaba y el perro gruñía al fondo de la llamada. Que no acudieran es sencillamente chocante", añadió la madre.
Los mastines están catalogados en España como perros potencialmente peligrosos. Según un estudio, entre 2004 y 2013 se registraron en el país 16 ataques caninos mortales con 17 víctimas, varios de ellos protagonizados por razas mastín.
Al día siguiente, la mujer denunció los hechos ante la Guardia Civil. Según le informaron, al no haber daños físicos ni materiales, no podían investigar al animal, a su dueño o las circunstancias de la fuga. Investigaciones posteriores revelaron que el mastín se había escapado de una finca cercana cuyo propietario no notificó la fuga, a pesar de conocer el carácter agresivo del animal.
La ley obliga a los dueños de este tipo de perros a identificarlos con microchip, registrarlos y mantenerlos bajo control. Sin embargo, este incidente subraya posibles deficiencias en los protocolos de actuación rápida y en la concienciación ciudadana.
Aunque no hubo heridas graves, el caso ha puesto de manifiesto el riesgo que suponen los animales agresivos, especialmente para los niños. Los vecinos exigen a las autoridades pautas más claras, procedimientos de intervención más ágiles y un cumplimiento más estricto de las obligaciones de los propietarios para prevenir sucesos similares.
