Sébastien Lecornu abandonando el Palacio del Elíseo tras una reunión de gabinete en París.
Crédito: Victor Velter, Shutterstock
Tras días de incertidumbre política y negociaciones a puerta cerrada, el Presidente Emmanuel Macron ha conmocionado a Francia al redesignar al primer ministro saliente, Sébastien Lecornu, apenas unos días después de su inesperada dimisión.
Esta sorpresiva decisión, anunciada el viernes por la tarde, pone fin a una semana tensa que mantuvo al gobierno francés al borde de la parálisis. La determinación de Macron siguió a una última ronda de encuentros en el Palacio del Elíseo con los líderes de los principales partidos políticos –a excepción de los representantes de La Francia Insumisa (LFI) y de Agrupación Nacional (RN), quienes no fueron convocados.
Según fuentes del Elíseo, las conversaciones pretendían constituir “un momento de responsabilidad colectiva”. No obstante, el desenlace dejó desconcertada a una gran parte de la clase política gala.
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Un regreso que nadie anticipaba
Apenas unos días antes, Lecornu había presentado su renuncia de manera abrupta, un movimiento dramático que sumió a la administración Macron en el caos. Su dimisión se produjo solo horas después de haber presentado su nuevo gabinete, lo que alimentó de inmediato la especulación sobre la posibilidad de que Francia se encaminara hacia una nueva ronda de elecciones anticipadas.
La oposición aprovechó el momento, instando a Macron a que renunciara o convocara elecciones, acusándolo de haber perdido el control del país.
Pero el viernes 10 de octubre, el presidente cambió las reglas del juego al redesignar a Lecornu, en lo que muchos interpretan como una jugada calculada para restablecer la estabilidad.
Para Macron, quien sigue estando profundamente limitado por un parlamento sin mayoría, el retorno de Lecornu representa tanto un gesto de confianza como una necesidad. Desde que disolvió la Asamblea Nacional en junio de 2024 y convocó elecciones anticipadas, el presidente ha luchado por aprobar legislación, atrapado entre una oposición fragmentada y un creciente disenso en el seno de sus propias filas centristas.
Sin una mayoría estable, Macron ha dependido de alianzas frágiles para mantener su gobierno a flote, una estrategia que ha puesto a prueba la paciencia tanto en el Parlamento como entre el electorado.
Una presidencia bajo presión creciente
El segundo mandato de Macron, que se extiende hasta 2027, ha estado ensombrecido por el bloqueo político y una frustración pública en aumento. Su decisión de recuperar a Lecornu es vista como un intento de proyectar continuidad y control tras una semana de caos.
Pero los críticos arguyen que se trata de un movimiento arriesgado. Líderes opositores de todo el espectro político han acusado al presidente de aferrarse al pasado en lugar de enfrentar la realidad política francesa.
Incluso dentro de su propio partido, los murmullos de descontento van en aumento. Algunos legisladores admiten en privado que el presidente parece cada vez más aislado, debatiéndose entre imponer su autoridad y evitar unos nuevos comicios que podrían fortalecer a los partidos extremistas.
Para Lecornu, el regreso es tan inesperado como desafiante. Ahora deberá reconstruir su credibilidad tanto dentro del gobierno como en el Parlamento, después de que su renuncia súbita a principios de semana sacudiera la confianza en su liderazgo.
Su primera prueba llega casi de inmediato: el presupuesto nacional de Francia para 2026, que debe ser aprobado por una Asamblea Nacional dividida antes del 13 de octubre. Un fracaso en este empeño podría sumir al gobierno en una nueva crisis.
¿Puede dar fruto la apuesta de Macron?
La elección de Macron refleja la cuerda floja sobre la que avanza, entre mantener el orden y enfrentar acusaciones de estancamiento. Al reinstaurar a Lecornu, el presidente quizá espere ganar tiempo y evitar una mayor turbulencia.
Aún así, de momento, la jugada le otorga un respiro a Macron. Es una señal de que, al menos por ahora, apuesta por la lealtad por encima del cambio.
Si esa lealtad será suficiente para guiar a Francia a través de un panorama político turbulento está por verse. Con Lecornu de vuelta en el cargo de primer ministro y la oposición afilando sus cuchillos, las próximas semanas podrían determinar el futuro de la presidencia de Macron.
Una cosa es cierta: en la política francesa, lo inesperado se ha convertido en la nueva normalidad, y Emmanuel Macron acaba de recordarle a todos que todavía es capaz de dar una sorpresa política.
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